El misil iraní más comúnmente utilizado en este sentido es el modelo 358. Estos misiles, confiscados por la Marina de los Estados Unidos en un envío hacia los hutíes en Yemen en 2019, han sido observados en los arsenales de milicias iraquíes respaldadas por Irán y del grupo Hezbolá en el Líbano.
Según James Patton Rogers, del Instituto de Política Tecnológica de la Universidad de Cornell, este sistema se ha convertido en un elemento básico para los aliados de Irán. Rogers también menciona que los informes indican su uso exitoso contra drones sauditas y también se ha utilizado contra drones israelíes por parte de Hezbolá.
Estos misiles son inusuales en su diseño y funcionamiento. Son lanzados desde lanzadores improvisados y, tras un breve ascenso propulsado por un cohete, utilizan un motor a reacción similar a los de los misiles de crucero. Después de alcanzar su altura máxima, vuelan en un patrón predefinido en busca de objetivos utilizando sensores ópticos y espoletas infrarrojas.
Aunque son más lentos que los misiles tierra-aire convencionales, representan una nueva amenaza para los drones de vigilancia y ataque utilizados por países como Turquía. A pesar de su capacidad limitada para derribar aviones de combate, su proliferación entre las milicias podría cambiar el equilibrio de poder en conflictos donde los drones desempeñan un papel crucial.
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