El equipamiento de láser aerotransportado de alta energía no formará parte del armamento de los cañoneros AC-130J Ghostrider de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, el cual se suponía debía formar parte de los aviones para finales de junio de este año.
El láser aerotransportado de alta energía (AHEL) experimentó dificultades técnicas durante una reciente prueba en tierra al aire libre, explicó el portavoz del Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea (AFSOC). El Comando buscaba incluir un láser de alta energía en un avión de ala fija desde el año 2015, y no fue hasta el 2019 que se firmó un contrato con Lockheed Martin para llevar a cabo este proyecto.
La empresa estadounidense en el año 2021 entregó AHEL, un arma láser de 60 vatios de potencia para uso de baja probabilidad de detección en campos de batalla complejos para brindar apoyo a operadores especiales contra objetivos como nodos de comunicación, vehículos de servicio liviano a mediano e infraestructuras de energía. Pero los retrasos en las pruebas de vuelo se demoraron más de lo planeado y resultaron ser más desafiantes de lo pensado. Lo esperado era que se integrará a las AC-130J Ghostrider, aeronaves que entraron en servicio en el año 2017 cuyas misiones principales son el apoyo aéreo cercano (CAS), la interceptación aérea y el reconocimiento armado.
Debido a que se esperaba que la integración se realizara entre enero y junio de este año, el plan no cuenta con financiación para el año siguiente. Sin embargo, la descontinuación del láser para el AC-130J Ghostrider no significa el descarte del programa AHEL sino una posible redirección para incluirlo en el programa de demostración de láser de alta energía de autoprotección (SHiELD) donde se usa el láser en aviones de combate para neutralizar potenciales amenazas.
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