La escalada de violencia en la región oriental del Congo ha desplazado al menos a 250.000 personas en el último mes, según un alto funcionario de las Naciones Unidas. Esta situación ha sido descrita como una crisis humanitaria sin precedentes. En el este del Congo, lejos de la capital del país, Kinshasa, más de 120 grupos armados han estado operando durante mucho tiempo.
Estos grupos buscan obtener control sobre los recursos naturales de la región, como el oro, y llevan a cabo atrocidades, incluidos los asesinatos en masa. Como resultado, la región se enfrenta a una de las mayores crisis humanitarias del mundo, con alrededor de 7 millones de personas desplazadas, muchas de las cuales están fuera del alcance de la ayuda humanitaria.
La dificultad de combatir al grupo rebelde M23
En medio de los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, el grupo rebelde M23, que tiene una fuerte presencia en la región y presuntos vínculos con Ruanda, continúa atacando aldeas. Estos ataques obligan a muchos a huir hacia Goma, la ciudad más grande de la región. Sin embargo, Goma ya está sobrepoblada y carece de recursos adecuados para hacer frente a la creciente llegada de desplazados.
Aunque el M23 afirma atacar solo a las fuerzas de seguridad y no a civiles, sus acciones han dejado a muchas comunidades sitiadas. Según Richard Moncrieff, director de la región de los Grandes Lagos de Crisis Group, aproximadamente la mitad de la provincia de Kivu del Norte está bajo el control del M23, lo que deja a muchas personas atrapadas y sin acceso a la ayuda humanitaria.
En palabras de Chance Wabiwa, un joven de 20 años refugiado en Goma, la búsqueda de un lugar seguro se ha convertido en una utopía para ellos, y temen que nunca vuelvan a encontrarlo. Mientras tanto, el presidente congoleño Felix Tshisekedi ha acusado a Ruanda de brindar apoyo militar a los rebeldes, una afirmación que Ruanda ha negado.
A pesar de los esfuerzos de las agencias humanitarias, la respuesta actual enfrenta desafíos significativos debido a la gran cantidad de personas desplazadas. Rajasingham enfatizó la necesidad de encontrar soluciones a largo plazo para abordar el sufrimiento, el desplazamiento y la pérdida de medios de vida que enfrentan las personas en la región.
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