El nuevo paso en falso del Starship deja expuestos a SpaceX y Musk

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Apenas un mes después de su último percance, el cohete Starship de SpaceX ha vuelto a explotar, dejando expuestos a SpaceX y Elon Musk.

Este 7 de marzo, el cohete más poderoso del mundo despegó desde la Starbase en Texas. Sin embargo, aunque el propulsor de primera etapa (Super Heavy) regresó con éxito a la Tierra, la segunda etapa explotó minutos después.

Respecto al Super Heavy, SpaceX logró, por tercera vez, atraparlo con los brazos mecánicos de la plataforma de lanzamiento.

Pero, por otro lado, varios de los motores de la segunda etapa no funcionaron como correspondía, lo que terminó provocando una explosión.

Problemas para las aerolíneas

Como consecuencia del incidente, la Administración Federal de Aviación de EE.UU. (FAA) tuvo que detener el tráfico aéreo en partes de Florida.

Varios videos en las redes sociales mostraron escombros ardientes cayendo por los cielos en el sur de Florida y las Bahamas.

La FAA emitió brevemente paradas en tierra en los aeropuertos de Miami, Fort Lauderdale, Palm Beach y Orlando debido a “escombros de lanzamientos espaciales”.

Un dolor de cabeza para Musk

En las últimas semanas, el propio Elon Musk sugirió que el Starship podría realizar misiones no tripuladas a Marte dentro de dos años.

Sin embargo, el fracaso de la octava prueba se produjo apenas un mes después de que la séptima también fallara, dejando en evidencia el largo camino que le queda a SpaceX por recorrer.

En un comunicado, SpaceX dijo que Starship experimentó un “evento energético” en su sección de popa, que resultó en la pérdida de varios motores.

“Esto, a su vez, condujo a una pérdida de control de actitud y, en última instancia, a una pérdida de comunicaciones con Starship. El contacto final se produjo aproximadamente 9 minutos y 30 segundos después del despegue”, agregó.

Quizás el mayor problema para la empresa de Musk es que, pese a los cambios implementados, los resultados fueron idénticos a los del vuelo 7 de Starship.

SpaceX atribuyó la anomalía del Vuelo 7 a “una respuesta armónica varias veces más fuerte en vuelo que la que se había visto durante las pruebas, lo que llevó a un mayor estrés en el hardware del sistema de propulsión”.

Sin embargo, parece que el problema aún no fue solucionado, lo que deja en evidencia que Musk deberá tener cuidado con sus próximas proyecciones.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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