A unos 35 kilómetros al norte de Járkov, la 127ª brigada de las Fuerzas de Defensa Territorial de Ucrania está librando una intensa guerra electrónica en un frente que, en tan solo tres años, ha pasado de ser dominado por el fuego de artillería a estar prácticamente congelado por el uso de drones, según informó France 24. La transformación del campo de batalla se evidencia en la forma en que la tecnología aérea ha cambiado radicalmente la dinámica del conflicto: la amenaza constante de ataques con drones kamikaze y de vigilancia implacable obliga a los soldados a permanecer en trincheras, dificultando las rotaciones y complicando las evacuaciones médicas.
En el terreno, los combatientes se ven obligados a excavar trincheras de forma manual, ya que la presencia de drones hace inviable el uso de maquinaria pesada. “Hace diez días, esta trinchera no existía”, explicó un soldado que prefiere usar el alias “Burkun”, subrayando la rapidez con la que se adaptan las tácticas en respuesta a la amenaza aérea.
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Los ingenieros militares comparan la situación actual con las condiciones de la Primera Guerra Mundial, en las que los soldados se veían obligados a soportar largos períodos en trincheras, con poca posibilidad de evacuación o reposición. La guerra con drones ha impuesto una nueva normalidad en el frente ucraniano, donde la presencia de estas tecnologías ha reducido notablemente la intensidad del fuego de artillería, pero a costa de congelar el avance estratégico.
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El impacto de esta transformación no solo se refleja en la rigidez del frente, sino también en las dificultades para evacuar a los heridos. Los equipos de emergencia, temerosos de ser detectados, se ven forzados a operar con extrema cautela, lo que puede prolongar significativamente los tiempos de evacuación y aumentar la vulnerabilidad de los soldados. La estrategia de los drones ha impuesto una especie de parálisis en el avance militar: mientras el enemigo puede detectar incluso el más mínimo movimiento, las tropas ucranianas se ven obligadas a consolidar posiciones, lo que limita la capacidad ofensiva y altera el equilibrio táctico del conflicto.
Esta evolución en la guerra, en la que la tecnología de drones domina el campo de batalla, subraya un cambio paradigmático en el enfrentamiento entre Ucrania y Rusia. Aunque la reducción en el fuego de artillería podría parecer un alivio en términos de exposición a ataques directos, la amenaza constante de los drones y la presión de la guerra electrónica han frenado de manera significativa el avance en el frente, dejando a las fuerzas ucranianas en una situación de estancamiento.
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