Los países bálticos están a punto de marcar un antes y un después en su independencia energética, ya que Lituania, Letonia y Estonia se desconectarán de la red eléctrica rusa este sábado, poniendo fin a una prolongada dependencia heredada de la era soviética, donde un reloj de cuenta regresiva en Vilna, la capital lituana, anuncia las horas restantes para la transición hacia la red eléctrica de Europa occidental.
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La urgencia del cambio se intensificó tras la invasión de Ucrania en 2022, que evidenció la vulnerabilidad de depender de Rusia y Bielorrusia para la estabilidad de sus sistemas eléctricos, situación que permitíó a Moscú ejercer un control indirecto sobre la seguridad de la región, a pesar los Estados bálticos dejaron de comprar gas y electricidad rusos, sus infraestructuras seguían conectadas a la antigua red, lo que generaba riesgos de interrupciones provocadas por decisiones políticas.
Tras la desconexión, programada para las 07:00 GMT del sábado, estos países operarán en un “modo aislado” durante aproximadamente 24 horas para llevar a cabo rigurosas pruebas de estabilidad de frecuencia. Rokas Masiulis, director del operador de red estatal de Lituania, Litgrid, explicó que se realizarán simulaciones con el encendido y apagado de centrales eléctricas, el monitoreo de fluctuaciones y evaluaciones de control, con el objetivo de demostrar a Europa la solidez de su nuevo sistema: “En términos simples, el único cambio será que nuestra frecuencia comenzará a fluctuar en sincronía con Europa”.
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La transición no estará exenta de riesgos, ya que Lituania ha advertido sobre la posibilidad de ciberataques, campañas de desinformación y operaciones cinéticas contra estas infraestructuras durante este período, afirmando en comunicado del departamento de seguridad del Estado lituano alertando a la AFP sobre estos posibles riesgos a corto plazo, mientras el operador polaco de la red eléctrica, PSE, ha anunciado planes de vigilancia con helicópteros y drones para monitorizar la conexión con Lituania.
En un contexto más amplio, este movimiento se produce en medio de un tumultuoso escenario en el que Rusia continúa impulsando sus exportaciones de petróleo a pesar de las sanciones occidentales, lo que ha provocado que, en ocasiones, se frene el flujo de crudo, amenazando el suministro global, riesgo que no podía ser tolerado por los Estados bálticos.
Por último, es importante destacar que tras este cambio de red, el enclave ruso de Kaliningrado quedará desconectado del sistema eléctrico de Rusia continental. Aunque Kaliningrado ha desarrollado su propia capacidad de generación de energía, el Kremlin, a través de su portavoz Dmitri Peskov, ha minimizado las preocupaciones al afirmar: “Hemos tomado todas las medidas para garantizar el funcionamiento ininterrumpido y fiable de nuestro sistema energético unificado”.
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Fuente: The Moscow Times