La brújula de la Unión Europea: vulnerable ante los aranceles de EE.UU.

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El año estará marcado por el riesgo económico global. Durante enero, el presidente de EE.UU., Donald Trump, aplicó aranceles y amenazas de los mismos a sus principales aliados. Entre sus potenciales objetivos se encuentra la Unión Europea. Lamentablemente, el bloque está sufriendo las externalidades de apostar por la liberalización comercial y crear cadenas globales de valor. Pero a partir de la llegada de Trump en su primera presidencia, y la salida del Reino Unido del bloque, los europeos están sintiendo de primera mano la reconfiguración de la economía global.

La semana pasada quisieron dar respuesta a su posición desventajosa en el comercio internacional. Úrsula Von der Leyen presentó la “Brújula de Competitividad”, enfocada en 3 aspectos clave: innovación, descarbonización y seguridad económica. La fijación europea por las regulaciones generó que perdiera terreno en productos innovadores, o mejores métodos de producción. Respecto a este último punto, los vehículos eléctricos chinos vencieron a las automotrices europeas. La seguridad económica se condice con la descarbonización. Trump tiene una lógica distinta, donde la seguridad económica se logra por medio del poder y la fuerza. La UE buscará obtenerla a través del comercio internacional sustentable y acuerdos de cooperación en materias primas críticas. 

Ahora bien, ¿la Brújula resuelve la vulnerabilidad estratégica para el próximo lustro? Parece difícil. La apuesta se encuentra en ocupar un lugar privilegiado en un mundo más vulnerable al cambio climático. Pero enfrentar a una potencia manufacturera como China, los aranceles estadounidenses, o la guerra ruso-ucraniana requiere de soluciones de corto plazo. Xi Jinping compite mano a mano con la industria del bloque, Putin tiene la capacidad de afectar la oferta de energía en Europa, y Trump también golpea los bienes manufacturados con aranceles.

Según un informe de CaixaBank, durante los últimos 15 años la dependencia con la economía estadounidense aumentó. Se pasó del 15% de las exportaciones a países extra-bloque hasta el 20%, representando en total un 5% del PBI del bloque. Es una vulnerabilidad muy alta, que si bien la UE buscó la autonomía estratégica, los actores privados no lo hicieron, y los gobiernos fallaron en diversificar este riesgo. El letargo estratégico de la UE llevó a la pésima situación estratégica que debe enfrentar en estos tiempos.

Sectorialmente, la industria manufacturera de maquinaria pesada y avanzada sentiría el golpe, según CaixaBank. El problema principal para reemplazar el mercado estadounidense, es que son productos especializados para la exportación a los EE.UU. Diversificar este riesgo es difícil dada la complejidad, en términos operativos, de mover toda la producción de un país a otro. Dada su calidad e innovación, importar bienes europeos suele ser más costoso que elegir proveedores de China u otros países desarrollados. Por ejemplo, India está ganando más cuota de mercado en la industria farmacéutica, moviendo a un lado a los históricos proveedores europeos y estadounidenses.

En cuanto a Washington, Trump advirtió nuevamente sobre la posibilidad de imponer gravámenes a la Unión Europea (UE), argumentando que estos podrían justificarse por el déficit comercial con el bloque. Según las estadísticas de la UE, en 2023 tuvo un superávit comercial de USD 155 mil millones con los EE.UU. Además, señaló que la UE restringe en gran medida la entrada de productos estadounidenses, como vehículos y artículos agrícolas, mientras que envía grandes volúmenes de estos mismos bienes al mercado estadounidense.

Desde una perspectiva un poco más optimista, el Fondo Carnegie para la Paz Internacional resalta las palancas que tiene la UE para resistir la presión de Trump. El 50% de las exportaciones de gas licuado estadounidense van al mercado europeo, y el bloque es un mercado clave para las grandes empresas tecnológicas. Sin embargo, la presencia de la guerra europea, así como el estancamiento económico de Alemania y Francia, juegan en contra del bloque. Políticamente, los Ejecutivos de ambas naciones no están en condiciones de enfrentar demasiados costos externos, ya que cuentan con coaliciones internas endebles. Si nos posicionamos desde la óptica de Trump, son gobiernos que ante un determinado nivel de presión arancelaria podrían sentarse en la mesa a negociar en beneficio de los intereses norteamericanos.

Luego de las declaraciones de Trump, la UE respondió que está dispuesta responder con medidas comerciales si los EE.UU. imponen aranceles de manera unilateral. En el estudio “US Trade Policy After 2024: What Is at Stake for Europe” realizado por el Instituto Kiel, se menciona que la UE debe ponerse como prioridad ser el soporte del sistema multilateral de comercio. Las externalidades derivadas de los aranceles son menores que la caída completa de la globalización y el sistema multilateral de comercio. Alemania solamente enfrentaría una caída del -0,4% de su PBI, frente a una caída del sistema multilateral, donde el impacto sería del -4,7% de su PBI.

Tal como resume el Instituto Kiel, el arma de Trump son los aranceles en bienes. El arma europea son las regulaciones sobre servicios. Aun así, Trump puede afectar a los europeos a través de terceros países. Por ejemplo, en la industria automotriz. La amenaza de imponer aranceles a México hubiese afectado a las principales automotrices europeas, como Volkswagen. La empresa alemana cuenta con unidades de producción en territorio mexicano y hubiese enfrentado los aranceles norteamericanos para su proceso productivo o la venta de sus productos.

En las 2 semanas transcurridas, podemos concluir que Trump utiliza los aranceles para mejorar su posición negociadora. El objetivo es llevar a la mesa (o teléfono) a la contraparte y su aceptación a las demandas estadounidenses. El déficit comercial no es el único objetivo estadounidense con el bloque. Recordemos el caso de Groenlandia. Días antes de asumir la presidencia, Trump mencionó que su interés geopolítico es mejorar el control del Atlántico Norte y el Ártico, ante la presencia rusa y china. Los recursos naturales, y principalmente las materias raras debajo del suelo groenlandés, serán un punto de disputa con la Brújula de Competitividad y el objetivo de lograr la seguridad económica.

China superó en términos competitivos a las automotrices europeas, y amenaza con ocupar un rol preponderante en el comercio internacional de bienes de producción y finales, desplazando las cuotas de mercado europeas. Rusia siempre mantiene en vilo al bloque debido a la guerra, y la necesidad de la Unión Europea de importar energía rusa. Ahora, los EE.UU. buscarán alinear al bloque con base en sus intereses: reducir el déficit comercial, abrir el mercado industrial y agrícola, equilibrar el gasto en defensa, y avanzar sobre Groenlandia. 

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Equipo de redacción de El Estratégico

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