Desde los últimos años la Marina Militare (Armada Italiana) viene a travesando un imporante programa de renovación de sus unidades navales que apuntan al reemplazo de diverso tipo de buques. El caso más emblemático es la construcción del nuevo buque de asalto anfibio tipo LHD Trieste, el cual tomara el relevo dejado por la próxima baja del portaaviones Giuseppe Garibaldi. No obstante, los planes de renovación de las capacidades de proyección estratégica y anfibia de la Fuerza Naval Italiana no se detienen allí, ya que también se han listado la próxima baja dos de buques de asalto anfibio de la clase San Giorgio.
Si bien aún en un fase preliminar y prospectiva, desde diversas fuentes han indicado a Zona Militar se viene estableciendo contactos a fin de conocer las capacidades de esta clase de unidades, de las cuales la Armada Argentina no dispone en la práctica. Estas conversaciones tienen como fondo las históricas relaciones entre ambos países, como también el acercamiento en materia de defensa impulsado en diversos niveles; siendo uno de estos el mantenimiento y reparación en el Astillero Río Santiago del buque escuela Américo Vespucio, el cual se encuentra en un alto grado de completamiento.
La necesidad de recuperar una minina capacidad anfibia:
No es una novedad que, desde hace décadas, la Armada Argentina carece de un buque de asalto anfibio que le permita dinamizar a sus elementos aeronavales, agrupados en el Comando de Aviación Naval y en la Infantería de Marina. Un paliativo a esta necesidad fue la conversión del destructor Tipo 42 ARA Hércules en un Transporte Rápido Multipropósito. No obstante, esta nunca cumplió el verdadero requerimiento de las autoridades de contar con un buque que permita desplazar aeronaves y efectivos a través del transporte vehículos anfibios, como los LVTP por citar un caso. A su vez, a esta situación se suma la nula operativa de la Hércules, el cual ya se ha confirmado que será dado de baja en una fecha determinar.
Buques de la Armada Italiana:
En el marco de su programa de renovación naval, la Armada italiana confirmó años a tras la baja de las dos unidades más antiguos de la clase San Giorgio (compuesta por tres unidades). Estos buques de casi ocho mil toneladas de desplazamiento a plena carga se han constituido en un verdadero medio de proyección en lo diverso requerimiento que ha tenido la Italia a lo largo de las pasadas décadas.
La clase San Giorgio se compone de tres buques de asalto anfibio construidos entre los años 1984 y 2014 para las Armada de Italia, Argelia y, más recientemente, con una versión ampliamente actualizada, para Qatar. Entre sus características destaca su desplazamiento de casi ocho mil toneladas, eslora de 133,3 metros y manga de 20,5 metros.
En lo especifico a su función principal, este puede transportar a 350 efectivos de infantería junto 30 vehículo de diverso tipo, como los mencionados LVTP. Si bien no cuenta con un hangar para aeronaves, este posee una cubierta de vuelo desde la cual puede operar helicópteros ligeros y medianos de diverso tipo.
De cara al futuro, y habiendo confirmado los planes de construcción de dos nuevos buques de este tipo, la Armada Italiana tiene prevista dar de baja próximamente a las dos unidades más antiguas de la clase: el San Giorgio y San Marcos, los cuales fueran comisionados en el año 1988.
¿Una oportunidad para Armada Argentina?
La acuciante situación financiera y económica que atraviesa la República Argentina, junto a la falta de voluntad política, impide que se proyecte en el corto plazo cualquier plan de renovación naval para la flota de mar. Lo cual, frente a estas vicisitudes, la experiencia observada en otras fuerzas navales a nivel regional, como es el caso de Brasil y Chile, indica que la adquisición de buques de segunda mano es una oportunidad para recuperar o no perder capacidades.
Sin embargo, una cuestión es necesaria mencionar sobre estos casos, mientras Brasil y Chile durante los últimos años han incorporado buques de diversas clases de diversas procedencias (como el ex HMS Ocean al Reino Unido o las fragatas clase Adelaida a Australia), este país tiene en paralelo importantes planes de construcción y renovación naval.
En el caso de Brasil, el Proyecto PROSUB y de fragatas Tamandaré; mientas que Chile la construcción de patrulleros, un buque polar y los buques multipropósitos del Proyecto Escotillón IV. La realidad evidencia que la adquisición de unidades de segunda manos va en paralelo con planes serios de renovación de material, donde la compra de un buques dados de bajo por otras armada es un medio y no un fin en si mismo.
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