El telescopio más grande del mundo, amenazado por un megaproyecto industrial

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Astrónomos advierten sobre el riesgo de que el telescopio más grande del mundo, uno de los sitios más valiosos para la observación del cosmos, quede afectado por la contaminación lumínica generada por un megaproyecto de energía renovable.

El Very Large Telescope (VLT), uno de los telescopios más avanzados del mundo, ubicado en el Observatorio Europeo Austral (ESO) en el desierto de Atacama (Chile), enfrenta una gran amenaza.

AES Andes, subsidiaria de AES Corporation, presentó un proyecto para construir un complejo industrial de más de 3.000 hectáreas a solo 5 km del observatorio.

Este proyecto incluye la construcción de una planta de generación de energía a partir de fuentes eólicas y fotovoltaicas, destinada a producir hidrógeno verde.

Energía renovable vs. cielos oscuros

El monte Paranal, en el desierto de Atacama, se consolidó como el centro de la astronomía con la construcción del VTL en 1999.

Este es uno de los últimos lugares en la Tierra libre de contaminación lumínica urbana e industrial. Con una altitud de más de 2.500 metros, el cielo nocturno sobre su cima es perfectamente claro casi todo el año.

Sin embargo, el proyecto de hidrógeno de AES, denominado INNA, plantea serios riesgos para la investigación astronómica. La proximidad de fuentes de luz artificial podría comprometer la capacidad del VLT para capturar imágenes nítidas y detalladas del universo.

Xavier Barcons, director general de la ESO, afirmó que el Paranal “es el lugar más oscuro del mundo donde se ha establecido un observatorio”. Además, añadió que “el brillo del cielo podría aumentar hasta un 10% con este proyecto, lo suficiente para marcar la diferencia entre el mejor observatorio del mundo y un sitio de observación promedio.”

La importancia del VLT en la exploración del cosmos

El Very Large Telescope costó unos US$ 840 millones actuales, y es uno de los instrumentos más sensibles para observar el cielo en el mundo. Este observatorio de alta precisión, compuesto por cuatro telescopios de 8,2 metros de diámetro que operan como uno solo, ha iluminado algunos de los fenómenos más misteriosos conocidos por la humanidad.

Hasta ahora, el VLT permitió rastrear las órbitas de estrellas en la vecindad más cercana del agujero negro en el centro de la Vía Láctea, tomar la primera imagen de un planeta fuera del sistema solar y descubrir la elusiva red cósmica que se extiende por todo el cosmos.

Una de las principales razones del éxito del VLT es el cielo oscuro en el que se encuentra ubicado. Un estudio de 2023 reveló que, de los 28 observatorios astronómicos más potentes del mundo, el telescopio chileno experimentaba los niveles más bajos de contaminación lumínica artificial.

Render del Very Large Telescope en operación en la noche estrellada del desierto de Atacama.

El impacto en el Extremely Large Telescope (ELT)

La amenaza de la empresa norteamericana no se limita al VLT. El proyecto también pone en riesgo al futuro Extremely Large Telescope (ELT), actualmente en construcción en el cercano Cerro Armazones, a menos de 25 kilómetros del Paranal.

Cuando se complete, el ELT será el telescopio más grande del mundo que estudie el universo en luz visible, con un espejo de 39,3 metros de diámetro.

Valorado en más de US$ 1.500 millones, este nuevo instrumento proporcionará vistas aún más profundas del universo distante y permitirá recopilar información detallada sobre exoplanetas potencialmente habitables.

Sin embargo, la contaminación lumínica esperada del proyecto INNA podría deshacer todo ese progreso.

“Podríamos perder la capacidad de observar alrededor del 30% de las galaxias más débiles,” indicó Barcons. “Estamos a punto de empezar a ver detalles de las atmósferas de exoplanetas, pero si el cielo se vuelve más brillante, no seremos capaces de ver esos detalles”, agregó.

Construcción del Extremely Large Telescope (ETL).

El megaproyecto que amenaza la astronomía en Atacama

El proyecto INNA es un parque industrial de más de 3.000 hectáreas valorado en US$ 10 mil millones.

Con tres parques solares, tres parques eólicos, un sistema de almacenamiento de energía y plantas de producción de hidrógeno, se estima que emitirá tanta contaminación lumínica como una ciudad de 20 mil habitantes.

El complejo podría extenderse hasta tan cerca como 5 km de los telescopios del ESO. Cualquier expansión futura agravaría aún más los impactos sobre el cielo nocturno del Atacama.

Al respecto, Barcons afirma que un proyecto como INNA puede encontrar fácilmente otras ubicaciones adecuadas, pero para los astrónomos solo hay un monte Paranal.

AES Andes presentó una evaluación de impacto ambiental a la Agencia de Impacto Ambiental de Chile a finales de diciembre. La agencia llevará a cabo una consulta pública antes de decidir sobre el proyecto.

Sin embargo, el proyecto estadounidense está en sus primeras etapas y aún no se ha tomado ninguna decisión de inversión. La empresa destacó que tiene como prioridad garantizar el apoyo al desarrollo económico local, mientras mantiene los más altos estándares de medio ambiente y seguridad.

Mientras tanto, ESO está pidiendo protecciones legales más estrictas para el cielo nocturno chileno.

El gobierno aprobó regulaciones en 2023 para controlar las emisiones de luz de la iluminación exterior y proteger el cielo nocturno prístino para las observaciones astronómicas. Sin embargo, Barcons considera que queda mucho por hacer.

Un llamado a la acción

La importancia de preservar los telescopios para la ciencia no puede subestimarse. Instrumentos como el VLT y el futuro ELT no solo representan avances tecnológicos, sino también ventanas hacia los misterios más profundos del universo.

Este caso pone de manifiesto un desafío emergente crítico: cómo equilibrar el desarrollo sostenible con la protección de recursos únicos para la humanidad. Un megaproyecto de energía renovable como el de AES, esencial para enfrentar el cambio climático, no debe ser incompatible con la ciencia de frontera.

Chile, con sus cielos despejados y oscuros, se ha convertido en un bastión para la astronomía global. Proteger el cielo nocturno no es solo una responsabilidad local, sino un compromiso con las generaciones futuras, quienes merecen heredar un universo tan accesible y fascinante como el que hoy podemos observar.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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