Ahmad al-Sharaa, comandante que dirigió el derrocamiento de Bashar al-Assad en Siria, está catalogado junto a su grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS) como terrorista por países como Estados Unidos, Reino Unido o la Unión Europea. Sin embargo, fue bien recibido a niveles diplomáticos. Recientemente se reunió con Geir Pedersen, enviado especial de la ONU para Siria, y con delegaciones británicas, francesas, qataríes y turcas.
Y si bien es cierto que hay un acercamiento diplomático y que el sistema internacional considera que Siria está “saliendo del aislamiento”, producto de una intensa guerra por más de diez años, existen múltiples retos para la administración actual. En estas últimas reuniones, Sharaa debió luchar por la aceptación de las potencias extranjeras, pero también convive con el agravamiento del conflicto en el noreste de Siria y la incertidumbre política del país.
Cabe recordar que su gobierno provisional debe gobernar hasta marzo, y alcanzar el apoyo de Occidente es una de sus prioridades por una simple razón: que se levanten las sanciones impuestas durante el mandato de Assad. Por ejemplo, se destaca Estados Unidos como uno de los países que ha impuesto amplias restricciones a los sectores sirios de la energía y la construcción, motivo por el cual legisladores estadounidenses han pedido a Biden eliminar estas sanciones ya que es “una oportunidad crucial”.
Situación similar viven los gobiernos de Europa. Kaja Kallas, responsable de política exterior de la UE, declaró que el bloque sólo empezaría a levantar las sanciones una vez que el HTS de “pasos positivos” hacia la creación de un gobierno democrático.
Es menester destacar que Siria contaba con una hoja de ruta para la transición política, basada en la la Resolución 2254 aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU en 2015. La misma aboga por un proceso de 18 meses que culmine en nuevas elecciones. No obstante, Sharaa cree que es necesario reconsiderarla, ya que la misma implicaba el diálogo entre Assad y la oposición, y ahora no está vigente.
Para muchos, descartar la resolución implicaría que el HTS evite el diálogo y monopolice el control en el país. Además, muchas potencias regionales rechazan su accionar por declaraciones recientes. Por ejemplo, Sharaa condenó a Israel por sus múltiples ataques aéreos en el sur de Siria, y Turquía se encuentra reforzando sus tropas.
Por lo pronto, algunos países europeos quieren frenar la quita de sanciones hasta que Rusia no abandone completamente sus bases militares en Siria. Por esta razón, el HTS tiene otro desafío: sentar el diálogo con Moscú y acordar un camino a seguir, principalmente si esto es lo que hace que el país salga del aislamiento.
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