La Armada de EE.UU. malgastó casi US$ 2,000 millones en la fallida modernización y reparación de siete de sus cruceros clase Ticonderoga

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A través de un informe publicado el día martes, la Government Accountability Office (GAO) estadounidense ha afirmado que la Armada de EE.UU. malgastó US$ 1.840 millones en el fallido programa de modernización y reparación de parte de su flota de antiguos cruceros clase Ticonderoga, considerando que buena parte de los buques seleccionados para el proceso fueron retirados antes de completarse su modernización. Se trata de un ambicioso plan finalmente truncado, en el que la fuerza gastó hasta el momento unos US$ 3.700 millones para modernizar un total de siete buques, previendo sin embargo que sólo podrá recibir tres de ellos.

Recogiendo un pequeño fragmento de la investigación publicada por la GAO: “La Armada se deshizo de cuatro de los cruceros antes de terminar la modernización y sin aportar ningún valor operativo a la Armada, desperdiciando así los 1.840 millones de dólares que ya se habían gastado para modernizarlos. La Armada decidió desinvertir en estos barcos, en parte, debido a la falta de fondos para terminarlos, según los funcionarios de la Armada (…) Los tres barcos que han completado o que se planea completar la modernización estaban programados para un solo despliegue antes de que la Armada planeara desinvertirlos, sin embargo, ahora ha extendido su vida útil y planea desmantelarlos en el año fiscal 2030.”

Cabe recordar, que el programa de modernización de los cruceros clase Ticonderoga tuvo su punto de origen en el año 2012, momento en el que el Congreso de los EE.UU. rechazó los planes de la US Navy para comenzar a retirar y desmantelar los buques que la componen. En respuesta, la fuerza decidió en aquel entonces que un total de once ejemplares pasarían a formar parte del mencionado programa, el cuál buscaría mantenerlos operativos hasta la próxima década.

Posteriormente, el listado de once buques se redujo a un grupo de tan sólo siete, tratándose de los: USS Cowpens (CG-63), USS Gettysburg (CG-64), USS Vicksburg (CG-69), USS Chosin (CG-65), USS Anzio (CG-68), USS Cape St. George y USS Hué City (CG-66). Tras lo que el informe de la GAO definió como un desempeño deficiente por parte de los contratistas, y un control limitado por parte de la Armada sobre dichas tareas, sólo el Gettysburg, el Chosin y el Cape St. George llegarían a considerarse para una posterior vuelta al servicio; estando aún el último de estos en proceso de culminar su período de modernización. De allí que la fuerza haya perdido los casi US$ 2.000 millones inicialmente citados.

Ahondando en detalles, el informe recoge: “Aunque la Armada utilizó más de 2 mil millones de dólares en fondos de adquisiciones para la modernización de cruceros, no implementó herramientas de planificación y supervisión típicas de los programas de adquisiciones de defensa importantes de alto costo siguiendo las principales vías de adquisición de capacidad porque no es un programa de adquisiciones (…) La Armada tuvo que hacer frente a dificultades para supervisar sus esfuerzos de mantenimiento y modernización de los cruceros y otros buques de superficie, en parte, porque las partes interesadas clave no tienen funciones claras para coordinar paquetes de trabajo complejos durante los períodos de mantenimiento y modernización.” Esto último habría de ser atribuído al hecho de que las tareas de supervisión que debían ser realizadas no estuvieron a cargo de las flotas que operan los cruceros, sino que estuvo coordinada por el Comando de Sistemas Navales, enredando así la cadena de mando.

Por otra parte, en lo que refiere a las críticas dirigidas hacia el mal desempeño de los contratistas, fue afirmado que no sólo los costes originalmente estipulados para el proceso habían crecido, sino que en suma se notó el uso de materiales no autorizados para este tipo de procesos. Siguiendo esa línea, resulta un ejemplo ilustrativo el caso del USS Vicksburg, en el que se intentó sin éxito instalar una manga presurizada alrededor del sonar del buque a causa de pérdidas de presión en cables que se parten desde la cúpula del mismo hacia otras partes de la nave. A fines de corregir dicho problema, el astillero de BAE Systems en Norfolk “utilizó materiales no autorizados, como film plástico, cinta con pegamento instantáneo común comprado en tiendas, espuma expansiva y un producto sellador como el que se ve en la televisión.”

Finalmente, cabe destacar que tras la publicación del documento junto a una serie de recomendaciones, la Armada de EE.UU. se ha visto obligada a pensar en una reformulación de sus procedimientos de cara al futuro. Por lo pronto, fue declarado que existe coincidencia con las seis recomendaciones formuladas, pasandose a trabajar sobre cada punto para evitar problemas similares en el futuro.

*Imagenes empleadas a modo ilustrativo

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