A casi un año de iniciada la nueva gestión de gobierno en la Argentina, el área de Defensa Nacional ha ocupado un lugar importante en la agenda estatal. Entre los hitos más destacados se encuentran no solo la postura del país de fortalecer sus relaciones estratégicas con Estados Unidos y la adquisición de cazas F-16 A/B MLU para recuperar la capacidad aérea de la Fuerza Aérea Argentina, sino también la presentación de documentación clave para posicionar a la Argentina como aspirante a socio global de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte).
En abril, tras la confirmación de la compra de los cazas F-16 Fighting Falcon a Dinamarca, el Ministerio de Defensa, liderado por Luis Petri, llevó adelante una misión en Bruselas para reunirse con el Secretario General Adjunto de la OTAN, Mircea Geoană, en el cuartel general de la organización. Durante esta visita, Argentina presentó una carta de intención que marcó el inicio formal del proceso para convertirse en socio global de la OTAN a través del Programa de Socios Globales. Con esta iniciativa, el país busca contribuir a la seguridad global, fortalecer el control del ámbito marítimo y desarrollar capacidades en ciberseguridad.
Este amplio proceso de realineamiento estratégico, que busca posicionar a Argentina como un actor clave en el escenario geopolítico mundial, se ha convertido en un pilar central de la política exterior del gobierno de Javier Milei. De concretarse la adhesión al programa, Argentina podría participar en ejercicios militares conjuntos, colaborar en misiones de seguridad global y proponer iniciativas específicas con la alianza, como el combate a la pesca ilegal y la supervisión de actividades de potencias extranjeras en el Atlántico Sur. Entre los países que actualmente ostentan el estatus de socio global se encuentran Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda.
Otras líneas que pueden llegar a contemplarse van de la mano con la ciberdefensa, un aspecto relevante que desde las Fuerzas Armadas se ha estado trabajando en los últimos años y que marca una de las primeras líneas de la defensa. En ese sentido, podría llegar a esperar una política más sólida, fortalecimiento y mejorando los sistemas e infraestructuras críticas, como así también el apoyo y asesoramiento de equipos técnicos.
Aunque se prevé que pasarán varios meses antes de recibir una respuesta oficial desde el cuartel general de la OTAN, el Jefe de Gabinete de Ministros de Argentina, Guillermo Francos, confirmó durante la presentación del Informe N.º 141 que los países miembros de la organización ya están evaluando la solicitud presentada.
Sin embargo, este ambicioso proceso no está exento de desafíos políticos y técnicos. Por un lado, la solicitud de Argentina podría generar tensiones en su política exterior, especialmente con países que históricamente han cuestionado la influencia de la OTAN en la región, como Rusia o China.
Asimismo, el camino hacia la adhesión como socio global requiere cumplir con rigurosos estándares de interoperabilidad militar, lo que implicará importantes inversiones en modernización tecnológica y capacitación del personal de las Fuerzas Armadas. También será crucial alinear esta iniciativa con las prioridades presupuestarias del gobierno y garantizar el respaldo interno necesario, tanto en el ámbito político como social, para avanzar en esta dirección estratégica.
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