Han pasado 365 días desde la llegada de Javier Milei a la presidencia argentina, donde el sector de la Defensa Nacional ha enfrentado altibajos: hitos significativos, sin dudas, pero también proyectos sin definición. En gran medida, los desafíos que aún quedan por enfrentar recaen también en la importancia de la industria nacional de Defensa y, en general, la obsolescencia del Complejo Militar Industrial Argentino comparados con estándares regional e internacionales.
Una de las temáticas más recurrentes, y tal vez controversiales, de este año de presidencia en torno a este ámbito recae sobre las privatizaciones de ciertas empresas del sector del Complejo Industrial Estatal de la Defensa. Son múltiples los programas aún activos que quedarán sin definiciones hasta no saber el futuro de estas empresas.
En este contexto, se destacan algunas como el astillero Tandanor (Talleres Navales Dársena Norte) que, a lo magros avances en el programa de construcción de nuevos remolcadores para la Armada Argentina, no cuenta con plazos definitivos de entrega debido a los planes del gobierno de privatizar la empresa, por solo citar un de ejemplo. Pero la situación de Tandanor no es única, ya que refleja la incertidumbre general que rodea a muchas de las empresas del sector de la Defensa en Argentina bajo la administración de Milei.
La Fábrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martín” (FAdeA), por mencionar otro ejemplo, enfrenta graves problemas financieros y ha llevado a cuestionar la viabilidad de sus proyectos activos debido a la posible privatización o incluso la transferencia total de la empresa a la provincia de Córdoba. Fabricaciones Militares es otra de las empresas que está atravesando una situación similar, ya que se encuentra en la lista de aquellas que podrían ser privatizadas a pedido del gobierno nacional. Con anterioridad, la firma experimentó una reducción de personal acelerada, pero aún no se ha avanzado lo suficiente para confirmar o descartar su venta.
A esta realidad se le suman otras empresas que, si bien no pertenecen en su totalidad al sector de la Defensa Nacional, colaboran con vastos proyectos en materia de modernización y reconstrucción de las Fuerzas Armadas argentinas. IMPSA, conocida por su participación en el Programa de Modernización del Tanque Argentino Mediano (TAM) al estándar TAM 2C, enfrenta el mismo camino de posible privatización, dejando “en espera” a proyectos como el mencionado que cumplen un rol crucial dentro del panorama futuro de las FF.AA argentinas.
Si se continúa por este camino, la decisión de privatizar estas empresas puede implicar una pérdida de control directo del gobierno sobre un sector sensible y estratégico, y que no necesariamente se traduce en mejoras. Y si bien es cierto que las empresas privadas pueden tener un mejor acceso a capital o mayor competitividad, esta realidad debe traducirse y alinearse con los intereses nacionales. A grandes rasgos, el destino del Complejo Militar Industrial argentino queda en manos volátiles, a la espera de que se tomen decisiones claras y definitivas para poder continuar o descartar proyectos en curso, y que este curso de acción no impida avanzar con certeza en la modernización y fortalecimiento del Instrumento Militar Argentino.
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