Europa enfrenta una posible crisis energética ante el aumento de los precios durante el próximo invierno y el fin de un contrato clave de un gasoducto entre Gazprom y Naftogaz, una empresa de energía ucraniana.
La crisis energética en Europa tras la guerra en Ucrania
El reciente incremento en los precios del gas ha reavivado recuerdos inquietantes entre los comerciantes de energía europeos y los gobiernos. La memoria de las tensiones en los mercados energéticos tras la invasión rusa a Ucrania en 2022 sigue fresca. Durante ese período, Europa se esforzó por reducir su dependencia del gas ruso, lo que llevó a un aumento vertiginoso de los precios.
Este encarecimiento no solo agravó la inflación, ya elevada, sino que también despertó preocupaciones sobre posibles cortes de energía. Además, los altos costos afectaron significativamente a las industrias de consumo intensivo de energía, ocasionando cierres y pérdida de empleos.
Europa logró superar los dos últimos inviernos, gracias en gran parte a temperaturas más moderadas de lo previsto, lo que permitió mantener bajo control el consumo energético. Sin embargo, el inicio frío de noviembre ha contribuido a un nuevo repunte en los precios del gas natural.
¿Cómo han evolucionado los precios de la energía este año?
Los precios alcanzaron su punto máximo en noviembre, llegando a casi 49 euros (51,6 dólares) por megavatio-hora (MWh) el 21 de noviembre, la cifra más alta en más de un año. El clima frío ha impulsado un mayor uso de calefacción. Esto, sumado a las bajas velocidades de viento en el norte de Europa y la consiguiente caída en la generación renovable, ha incrementado la demanda de gas.
A pesar de esto, los precios permanecen lejos de los picos observados en 2022, en parte porque la demanda general de gas ha disminuido desde entonces. La caída sostenida de los precios a lo largo de 2024 también contribuye a explicar el choque actual.
“Los precios han aumentado aproximadamente un 40% desde mediados de septiembre”, comentó Petras Katinas, analista de energía del Centro de Investigación sobre Energía y Aire Limpio (CREA), en diálogo con el medio DW. “Es un salto bastante significativo”.
La posibilidad de un invierno más frío ha generado inquietud sobre la sostenibilidad de los inventarios, que hasta hace poco estaban completamente abastecidos, y su impacto en el aumento cíclico de los precios.
La influencia de Rusia sobre el gas que necesita Europa
No obstante, Katinas señala que la influencia de Rusia en el mercado europeo ha disminuido notablemente desde 2022, y considera que hablar de “crisis” es exagerado. “No lo llamaría crisis, especialmente en comparación con lo ocurrido en 2022 y 2023”, aseguró. “La mayoría de los países de la UE ya no dependen significativamente del gas ruso”.
Sin embargo, las incertidumbres relacionadas con el gas ruso siguen pesando en el escenario general.
Rusia ha perdido su rol dominante como proveedor de gas a la UE. La proporción de gas ruso transportado por gasoductos a los estados miembros cayó del 40% en 2021 a cerca del 9% en 2023. Sin embargo, datos recientes de CREA revelan que el aumento en las importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso eleva su participación al 18% de las importaciones totales de gas de la UE, un incremento cercano al 5% en 2023.
El suministro de gas ruso por gasoductos al bloque parece estar llegando a su fin. Austria, uno de los últimos países europeos que seguía recibiendo gas ruso por esta vía, interrumpió las entregas tras una disputa legal con Gazprom, la empresa estatal rusa.
El fin del contrato entre Gazprom y Naftogaz
Aunque Eslovaquia y Hungría aún dependen del gas ruso por gasoductos, todo indica que el acuerdo actual expirará a finales de 2024. El contrato de tránsito de cinco años entre Gazprom y la ucraniana Naftogaz para el transporte de gas ruso a través de Ucrania finaliza a fin de año, y Kiev ha expresado que no tiene intención de renovarlo.
Aunque el gasoducto TurkStream continuará abasteciendo a Hungría, la suspensión de los flujos a través de Ucrania presionará a los países de Europa Central a buscar fuentes alternativas de suministro.
Borys Dodonov, director del Centro de Estudios de Energía y Clima de la Escuela de Economía de Kiev, considera improbable la renovación del contrato de tránsito debido a la falta de justificación económica para Ucrania.
En una entrevista con DW, Dodonov sugirió que podría establecerse algún tipo de acuerdo alternativo. “No podemos descartar la existencia de acuerdos ocultos o de corrupción”, comentó, agregando que la propia UE podría ejercer presión para mantener el flujo de gas y evitar desabastecimientos en países como Eslovaquia y Hungría.
Europa continúa siendo el mayor cliente de Rusia
Curiosamente, a pesar de los cambios en los últimos años, la UE sigue siendo el mayor cliente de Rusia tanto para gas natural licuado (GNL) como para gas canalizado. En octubre, el bloque adquirió el 49% de las exportaciones de GNL y el 40% de las exportaciones de gas natural licuado de Rusia.
Desde la interrupción significativa del suministro de gas ruso a Europa en 2022, el GNL ha ganado protagonismo en ambas partes. Los envíos de GNL ruso al bloque aumentaron cerca de un 15% en lo que va del año.
Dodonov insiste en que Europa puede satisfacer sus necesidades energéticas sin depender del gas ruso, incluyendo el GNL, gracias a la capacidad adicional proveniente de Estados Unidos. Previó que la llegada de Donald Trump al gobierno podría impulsar la producción de GNL en ese país, allanando el camino para un acuerdo comercial importante con Europa.
¿Qué es lo que le espera a Europa?
Por su parte, Ed Cox, jefe global de GNL en ICIS, destacó que este recurso representa ahora el 34% de la cuota total de gas en Europa desde la invasión de 2022, duplicando su participación previa. Este cambio hacia el GNL conecta más a Europa con los precios globales.
“Europa está más integrada que nunca en los fundamentos del mercado global”, comentó, aunque la demanda europea de gas ha caído un 20% en comparación con los niveles anteriores a la invasión, debido a los altos precios, un clima más cálido de lo esperado y un aumento en la capacidad renovable.
Cox considera que, en caso de un invierno frío y la finalización del acuerdo de tránsito con Ucrania, Europa podrá cubrir sus necesidades con GNL, pero a un precio elevado, ya que la oferta no se incrementará significativamente en el corto plazo. “Europa obtendrá suficiente GNL si lo necesita, pero podría implicar que los precios europeos deban subir para competir con la demanda asiática”.
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