En una declaración que busca posicionar a China como una voz crítica en el conflicto de Ucrania, el Ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, responsabilizó a la OTAN de haber contribuido al estallido de la guerra en el este de Europa. Según el ministro, la OTAN debería “reflexionar sobre su papel, dejar de culpar a otros y trabajar por una solución política”.
La visión de China sobre la crisis ucraniana
Desde el inicio de las tensiones entre Ucrania y Rusia, China ha mantenido una posición ambivalente, tratando de equilibrar su tradicional apoyo diplomático a Rusia y su propio interés en una paz que favorezca la estabilidad económica global. La acusación del canciller chino contra la OTAN se enmarca en la crítica que China ha sostenido contra el papel de la alianza militar en conflictos recientes, argumentando que su expansión hacia el este europeo aumentó las tensiones con Moscú y fue un elemento decisivo en la escalada del conflicto ucraniano. Para China, la aproximación de la OTAN a las fronteras rusas se percibe como una provocación que desestabiliza la seguridad regional y global, una percepción compartida por Moscú.
Pekín ha sido crítico de lo que percibe como una “mentalidad de Guerra Fría” en Occidente, argumentando que este tipo de enfoques, centrados en alianzas militares rígidas, no son adecuados para abordar los desafíos de seguridad del siglo XXI. En su lugar, China promueve una diplomacia basada en el respeto mutuo y en la no interferencia, como lo sostiene la doctrina oficial de política exterior china.
OTAN y la respuesta de Occidente
Las críticas de Pekín, aunque potentes, no han sido del todo inesperadas. La OTAN ha defendido en múltiples ocasiones que su expansión hacia Europa del Este fue una respuesta a la solicitud de los propios países exsoviéticos de unirse a la alianza, buscando protección frente a la influencia rusa. En respuesta a las recientes declaraciones de China, funcionarios de la OTAN han reiterado que su misión es meramente defensiva y que la alianza no es responsable de las decisiones de agresión de Rusia en Ucrania.
A pesar de estas tensiones retóricas, varios analistas consideran que el llamado de China a la “reflexión” de la OTAN podría ser interpretado también como un intento de presionar por una vía diplomática para resolver el conflicto en Ucrania. Este enfoque, sin embargo, está lejos de lograr consenso en el ámbito occidental, donde muchos sostienen que un cese de la ayuda militar a Ucrania únicamente favorecería la consolidación de las fuerzas rusas en el país y prolongaría la ocupación de territorios.
Los intereses de China y su estrategia en Ucrania
China mantiene un interés particular en la estabilidad global, ya que cualquier perturbación económica o militar puede afectar sus proyectos de desarrollo y sus rutas comerciales, especialmente la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Por otro lado, China debe manejar cuidadosamente su relación con Rusia, su aliado estratégico, sin comprometer sus vínculos comerciales y diplomáticos con Europa y otros socios occidentales.
Este dilema pone a China en una posición compleja. A nivel global, Pekín necesita proyectar una imagen de mediador de paz para consolidarse como una potencia diplomática responsable. No obstante, cualquier intento de interceder directamente en el conflicto ucraniano podría tener un costo en sus relaciones con Moscú. En este contexto, las declaraciones de su Ministro de Asuntos Exteriores son un intento de fortalecer su postura diplomática sin comprometer su apoyo a Rusia, criticando a la OTAN y, de manera indirecta, apoyando la narrativa de Moscú, que ve la expansión de la OTAN como una amenaza.
¿Hacia una solución política?
Para China, el conflicto en Ucrania es una oportunidad para consolidarse como un jugador diplomático clave que puede mediar entre Occidente y Oriente. Su reciente propuesta de un plan de paz, aunque vaga, sugiere que Pekín podría estar interesado en asumir un rol más activo si las condiciones lo permiten. En línea con esto, las declaraciones sobre la OTAN pueden verse también como un llamado a reducir la intervención militar en el conflicto y a abrir espacio para una solución política.
Sin embargo, la efectividad de una intervención diplomática china es incierta. Tanto Ucrania como sus aliados en la OTAN han dejado claro que no negociarán bajo las actuales condiciones de ocupación, y Rusia, por su parte, ha demostrado poco interés en retirarse de los territorios ocupados. Para muchos, la solución política parece lejana y compleja, y las declaraciones de China podrían quedarse en el plano retórico, sin resultados concretos en el terreno.
La crítica de China a la OTAN subraya la continua disputa de narrativas en torno a la guerra en Ucrania y revela la complejidad de los intereses en juego en este conflicto. Pekín, al atribuir responsabilidad a la OTAN y alentar una “reflexión” de su rol, intenta posicionarse como una voz de equilibrio en el escenario internacional. Este posicionamiento, no obstante, está limitado por su necesidad de mantener relaciones positivas con Occidente sin alienar a Rusia. La diplomacia china continuará explorando cómo capitalizar su influencia en el conflicto ucraniano sin comprometer sus objetivos estratégicos, pero es probable que la dinámica de intereses de los involucrados mantenga el conflicto abierto y polarizado por algún tiempo.
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