China se alista para enfrentar un nuevo capítulo de tensiones con Estados Unidos tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales. La experiencia del primer mandato de Trump dejó en claro que las relaciones entre ambos países pueden ser volátiles, marcadas por conflictos comerciales, tensiones diplomáticas en torno a Taiwán y un enfoque oscilante en la cooperación. En este contexto, el reciente mensaje de felicitación del presidente chino, Xi Jinping, podría esconder un mensaje más profundo de alerta.
La última vez que Trump ocupó la Casa Blanca, la relación con China se deterioró en medio de una guerra comercial que tuvo efectos globales, así como por una serie de tensiones diplomáticas vinculadas a Taiwán. Ahora, con su retorno al poder, se anticipa que estas tensiones podrían reavivarse. Trump ha prometido, en campaña, imponer aranceles generales del 60% a todas las exportaciones chinas hacia Estados Unidos. Esta medida podría tener un impacto devastador en la economía china, ya afectada por altos niveles de desempleo juvenil, un debilitado mercado inmobiliario y un fuerte endeudamiento público. Un análisis reciente de UBS estima que un arancel de tal magnitud podría recortar 2,5 puntos porcentuales del crecimiento económico proyectado de China.
Durante el mandato anterior, las medidas arancelarias de Trump lograron llevar a China a la mesa de negociaciones. En 2020, ambos países firmaron un acuerdo comercial que buscaba mejorar la protección de derechos de propiedad intelectual y aumentar las compras de productos estadounidenses por parte de China. Sin embargo, los compromisos asumidos por Pekín fueron, en gran medida, incumplidos, según investigaciones posteriores. Bajo la administración de Joe Biden, la mayoría de los aranceles impuestos por Trump fueron mantenidos, además de añadirse nuevos gravámenes a importaciones clave, como acero y vehículos eléctricos.
Aranceles y posibles negociaciones
Al igual que en el pasado, Trump podría utilizar los aranceles como una herramienta para presionar a China a renegociar. Según Henry Gao, profesor de Derecho de la Singapore Management University, la posición económica debilitada de China podría llevar a un mayor interés en buscar acuerdos. Gao considera que, aunque las medidas arancelarias impactarían negativamente la economía china a corto plazo, una eventual negociación podría moderar esos efectos.
Otro aspecto a considerar son las posibles demandas de Trump hacia el presidente Xi Jinping en torno a la resolución de conflictos internacionales, como la guerra en Ucrania. En su primer mandato, Trump intentó utilizar su relación con Xi para negociar con Corea del Norte, una estrategia que podría repetirse con otros temas. Wang Huiyao, fundador del think tank Center for China and Globalization, afirma que la posición de China como socio comercial clave de Rusia y Ucrania le brinda una oportunidad única para jugar un papel relevante en la pacificación.
El conflicto con Taiwán y la postura de Trump
El conflicto con Taiwán es otro frente en el que se esperan tensiones. Durante su primera presidencia, Trump rompió el protocolo diplomático al aceptar una llamada de la entonces presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, lo que desató el descontento de Pekín. Aunque Trump se mantuvo en apoyo del statu quo entre China y Taiwán, su retórica en campaña ha incluido amenazas de aranceles aún más altos si China decide invadir la isla. El riesgo de una crisis militar en el estrecho de Taiwán sigue latente, con Estados Unidos como el principal proveedor de armas y aliado estratégico de Taiwán.
Trump también ha dejado clara su postura de que Taiwán debería “pagar” por la protección que recibe de Estados Unidos, comparando la relación con un seguro. Esta declaración, junto con sus críticas al gasto de Taiwán en defensa, podría tensar aún más las relaciones bilaterales.
Impacto en la tecnología y las políticas económicas
Las tensiones entre ambos países también han impactado el sector tecnológico. Durante su presidencia, Trump impuso restricciones a empresas tecnológicas chinas como Huawei, alegando riesgos para la seguridad nacional. Biden mantuvo esta línea de acción, limitando el acceso de China a semiconductores avanzados. A pesar de ello, Trump ha criticado la Ley CHIPS, que busca potenciar la producción de semiconductores en Estados Unidos, al considerarla insuficiente. Las implicaciones de estas políticas podrían definir una nueva etapa de competencia en la industria tecnológica global.
En medio de este complejo panorama, Xi Jinping ha pedido públicamente una gestión cuidadosa de las diferencias entre ambos países, recordando que la cooperación genera beneficios, mientras que la confrontación solo trae pérdidas.
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