La reciente “rendición” de las Islas Chagos por parte del Partido Laborista británico ha sido citada por el presidente argentino, Javier Milei, como un ejemplo de cómo Argentina podría utilizar la diplomacia para recuperar las Islas Malvinas de la administración británica.
Más de 40 años después del conflicto entre ambas naciones por el archipiélago, Milei sugirió que el actual enfrentamiento con Londres no está llevando a Buenos Aires a resultados favorables. En su opinión, la decisión del gobierno de Keir Starmer de ratificar un acuerdo conservador para transferir el Territorio Británico del Océano Índico (BIOT) a Mauricio muestra un camino posible para lograr el control sobre las Malvinas, como se conocen en Argentina.
Los detalles de la postura del gobierno argentino a partir de la situación en Chagos
En una entrevista con el Financial Times, Milei enfatizó su deseo de que las Malvinas sean argentinas “de nuevo”. Esta afirmación se suma a las voces en Argentina que utilizan la entrega de Chagos como argumento de que las Malvinas podrían ser recuperadas, lo que intensifica la presión sobre el líder laborista Keir Starmer y el Ministro de Asuntos Exteriores, David Lammy. No obstante, un portavoz del Primer Ministro destacó que el acuerdo sobre Chagos es una “situación única” y subrayó que “la soberanía de las Islas Malvinas no está sujeta a negociación”, añadiendo que “no hay territorios británicos cuya soberanía esté en discusión”.
Milei también comentó que “si estás en conflicto, no vas a hacer ningún progreso”, y que las acciones del gobierno anterior de Argentina no facilitarían la recuperación de las islas. Al referirse al acuerdo sobre las Islas Chagos, indicó que “con ese mecanismo, creemos que a largo plazo [las islas] volverán a ser argentinas”. Esto coincide con la propuesta de la ministra de Asuntos Exteriores, Diana Mondino, de reintroducir vuelos directos desde Argentina a las Malvinas, una iniciativa que ha despertado suspicacias entre los habitantes de las islas, quienes temen que estos vuelos puedan ser utilizados como herramienta de presión política y económica.
Por su parte, Starmer ha reafirmado que las Malvinas seguirán siendo británicas bajo el gobierno laborista. En una declaración a la Cámara de los Comunes, el Primer Ministro insistió en que “las Malvinas son británicas y seguirán siendo británicas”, recordando la experiencia de su tío durante la guerra de 1982. Los conservadores, sin embargo, han criticado al Primer Ministro por lo que consideran una “capitulación peligrosa” al entregar las islas a “un aliado” de China, cuestionando también su postura sobre otros territorios británicos de ultramar.
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Fuente: Daily Mail
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