El uso de drones provenientes de Ucrania por parte de los rebeldes del Marco Estratégico Permanente (MPE) en Mali ha pasado de ser un secreto a convertirse en un símbolo de su capacidad militar, lo que podría alterar el equilibrio de poder en el conflicto. Los ataques recientes con drones a bases militares, particularmente a las que albergan a mercenarios del grupo Wagner, han sido transmitidos en redes sociales, y celebrados por los seguidores de la insurgencia, mayoritariamente tuareg.
El 4 de octubre, drones lanzaron cargas explosivas sobre el campamento militar en Goundam, en la región de Tombuctú, resultando en la muerte de al menos nueve combatientes de Wagner, según una fuente del MPE. Estos ataques son parte de una serie de ofensivas similares que han tenido lugar en semanas anteriores, usando drones cuadricópteros ligeros para lanzar explosivos sobre los objetivos desde el aire.
Aunque algunos informes, como los del periódico francés Le Monde, han sugerido que Ucrania podría estar suministrando drones a los rebeldes, Kiev ha negado categóricamente tales acusaciones. Estas acusaciones han sido utilizadas por Malí, Níger y Burkina Faso para acusar a Ucrania de apoyar el terrorismo en la región del Sahel.
La postura de Ucrania con respecto a estas declaraciones
En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Ucrania pidió el cese de la “difusión de información falsa”, atribuyendo estas narrativas a la propaganda rusa.
Las relaciones entre Malí y Ucrania se deterioraron en agosto, después de que el servicio de inteligencia militar ucraniano insinuara que los rebeldes de Malí habían recibido “información necesaria” para llevar a cabo sus ataques con éxito. Este comentario llevó a la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.
En el contexto de la creciente influencia rusa en África, especialmente tras el aislamiento internacional de Moscú debido a su invasión de Ucrania en 2022, el conflicto en Malí ha adquirido un matiz geopolítico más amplio. Rusia ha estado consolidando su presencia en África a través de vínculos políticos y de seguridad, y su papel en Malí, en particular, ha cobrado relevancia tras la retirada de las antiguas potencias coloniales como Francia.
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