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Las aspiraciones de la OTAN en el Asia Pacífico

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200608-N-BM428-1208 BALTIC SEA (June 8, 2020) Ships from nations participating in exercise Baltic Operations (BALTOPS) 2020 sail in formation while in the Baltic Sea, June 8, 2020. The ships pictured are (in alphabetical order by home nation): the Royal Canadian Navy Halifax-class frigate HMCS Fredericton (FFH 337), the German Navy Bremen-class frigate FGS Luebeck (F214), the German Navy Rhone-Class replenishment oiler FGS Rhoen (A1443), the Royal Norwegian Navy Fridtjof Nansen-class frigate HNoMS Otto Suerdrup (F312), the U.S. Navy Blue Ridge-class command and control ship USS Mount Whitney (LCC 20), the U.S. Navy Arleigh Burke-class guided-missile destroyer USS Donald Cook (DDG 75), and the U.S. Navy Supply-class fast-combat support ship USNS Supply (T-AOE 6). BALTOPS is the premier annual maritime-focused exercise in the Baltic Region, marking the 49th year of one of the largest exercises in Northern Europe enhancing flexibility and interoperability among allied and partner nations. (U.S. Navy photo by Mass Communication Specialist 1st Class Kyle Steckler)

En un contexto en el que China, Corea del Norte y Rusia están estrechando sus lazos, los países miembros de OTAN han concluido que la seguridad en Europa y el Asia Pacífico están interconectadas. El suministro de artículos de doble uso desde China hacia Rusia ha sido crucial para sostener la base industrial de defensa rusa, mientras que los envíos de municiones y misiles balísticos desde Corea del Norte han ayudado a Rusia a reponer su arsenal. De este modo, los países del Asia Pacífico están facilitando que Rusia continúe librando la mayor guerra en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

La amenaza china

En caso de estallar un conflicto en el Asia Pacífico, las repercusiones económicas para los países de la OTAN probablemente superarían las que ha provocado la guerra en Ucrania. Además, una intervención directa en una crisis regional obligaría a Estados Unidos a reducir su presencia en Europa, lo que podría abrir la puerta a una mayor agresión por parte de Rusia. Por ello, la OTAN tiene interés en contribuir a la disuasión en el Asia Pacífico y evitar que China incremente su apoyo militar a Rusia.

La OTAN ha comenzado a expresar su creciente preocupación por la postura más firme de China y su estrecha relación con Rusia. La Declaración de Londres de 2019 fue la primera vez que se mencionó a China en un comunicado oficial de la OTAN. A partir de entonces, las referencias a China se han vuelto más explícitas, especialmente desde que Rusia invadió Ucrania.

En la Cumbre de Madrid de 2022, la OTAN adoptó un nuevo Concepto Estratégico, que afirmaba que las “ambiciones y políticas coercitivas de China desafían nuestros intereses, seguridad y valores”. Por primera vez, los líderes de Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur (los Cuatro del Indopacífico o IP4) participaron en una cumbre de la OTAN.

La Declaración de la Cumbre de Washington de 2024 utilizó un lenguaje más fuerte hasta la fecha, acusando a China de ser un “facilitador decisivo de la guerra de Rusia contra Ucrania” y advirtiendo a Pekín que “no puede permitir la mayor guerra en Europa en la historia reciente sin que esto perjudique sus intereses y reputación”.

La atención de la OTAN en el Asia Pacífico

Dos posibles zonas de conflicto en el Asia Pacífico están impulsando la atención de la OTAN en la región. En primer lugar, los miembros de la OTAN temen que, si China emplea la fuerza contra Taiwán y Estados Unidos interviene directamente, Washington se vea obligado a hacer concesiones que requerirían que sus aliados en la OTAN asuman una mayor responsabilidad para disuadir a Rusia. Además, si fracasa la disuasión en el estrecho de Taiwán, las consecuencias económicas para Europa serían catastróficas. Las cadenas de suministro en Europa se verían gravemente afectadas, y se estima que un conflicto por Taiwán podría recortar hasta 10 billones de dólares del PIB mundial.

En segundo lugar, un conflicto en la península de Corea generaría una dinámica similar. Aunque no está claro si Estados Unidos defendería a Taiwán, no hay duda de que intervendría en defensa de Corea del Sur ante una agresión norcoreana. Un escenario así probablemente distraería a las fuerzas estadounidenses de Europa y perjudicaría las economías europeas; un análisis reciente estima que una guerra en la península de Corea podría reducir el PIB mundial en 4 billones de dólares.

REUTERS/Ann Wang

El creciente acercamiento entre Rusia, China y Corea del Norte agrava este dilema estratégico. China y Rusia han incrementado su cooperación militar, incluyendo ejercicios navales conjuntos en el Mar de China Meridional, la primera patrulla conjunta de guardacostas en el Ártico y la primera patrulla conjunta cerca de Alaska.

Rusia, por su parte, apoya plenamente la postura de China respecto a Taiwán, incluyendo todas las acciones que tome “para proteger su soberanía e integridad territorial, así como para unificar el país”. En junio de 2024, Rusia y Corea del Norte revitalizaron su alianza de la Guerra Fría, que incluye un compromiso de defensa mutua. A cambio del suministro de proyectiles de artillería a Rusia, Corea del Norte probablemente haya recibido apoyo para sus programas de armas nucleares y misiles balísticos.

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