La creciente amenaza de una posible agresión militar rusa sobre Polonia y los países bálticos ha llevado a los aliados orientales de la OTAN a elevar su nivel de alerta. La preocupación surge en medio de las tensiones en aumento por el conflicto entre Rusia y Ucrania, y las implicancias estratégicas que este tiene para la seguridad de Europa del Este. Los líderes militares y políticos de la región advierten que un ataque contra estos países podría desatar una confrontación total, obligando a la OTAN a responder de manera inmediata y contundente.
Según Kęstutis Budrys, asesor de seguridad nacional de Lituania, Rusia podría apuntar a Estonia, Letonia, Lituania y Polonia en su búsqueda de expansión imperialista. Esta advertencia fue hecha durante la conferencia “Defendiendo los Bálticos”, y refleja una creciente inquietud en el flanco oriental de la OTAN sobre las intenciones de Moscú, particularmente si logra consolidar su dominio sobre Bielorrusia a través del Estado de la Unión, una alianza político-militar entre ambos países.
Polonia y los Estados bálticos, en la mira de Rusia
El jefe del Estado Mayor del Ejército polaco, el general Rajmund Andrzejchak, se mostró firme al señalar que Ucrania está proporcionando a Polonia y a los aliados orientales de la OTAN un tiempo valioso para prepararse ante un posible ataque ruso. “Si Rusia logra imponerse en Ucrania, podríamos ver la presencia de divisiones rusas en ciudades clave como Lviv, Brest y Grodno”, advirtió Andrzejchak, haciendo referencia a los riesgos inmediatos para la seguridad regional.
Polonia, uno de los principales actores de la OTAN en el este de Europa, ha reforzado significativamente su capacidad militar en los últimos años. El general Andrzejchak destacó que cualquier incursión rusa en Lituania o Polonia provocaría una respuesta inmediata, sin demoras. “No será el primer día, sino en el primer minuto. Atacaremos todos los objetivos estratégicos en un radio de 300 kilómetros y directamente a San Petersburgo”, afirmó el general, haciendo alusión al poderío militar polaco y la reciente adquisición de 800 misiles de largo alcance, capaces de alcanzar hasta 900 kilómetros.
Disuasión y preparación: La estrategia de los aliados orientales
La doctrina de disuasión parece ser clave en la estrategia polaca y de los Estados bálticos. Andrzejchak subrayó que los países europeos deben asumir un papel más activo en la defensa de sus territorios, dejando en claro a Moscú que cualquier agresión contra Polonia o los Estados bálticos resultaría en una escalada de gran magnitud. Esta postura ha sido respaldada por otros líderes militares de la región, que coinciden en que la rapidez de respuesta es fundamental para frenar cualquier avance ruso.
Raimundas Vaikšnoras, comandante en jefe de Lituania, indicó que, ante la amenaza rusa, es imperativo que los países del este de Europa estén listos para actuar sin esperar decisiones de las grandes potencias de la OTAN sobre la invocación del Artículo 5 del tratado, que obliga a todos los miembros a responder ante un ataque a cualquiera de ellos. “La represalia debe ser inmediata, sin depender de la burocracia política que podría retrasar la respuesta”, aseguró Vaikšnoras, reflejando la urgencia con la que estos países están abordando la situación.
Fortalecimiento de la infraestructura defensiva
En preparación para un posible conflicto, los países bálticos están invirtiendo en infraestructura defensiva a lo largo de sus fronteras con Rusia. Breaking Defense informó que, a partir del 2 de julio, estos países planean construir aproximadamente 600 búnkeres y posiciones avanzadas como medida preventiva ante un ataque sorpresa. Además, Estonia está considerando la posibilidad de llevar a cabo incursiones preventivas en territorio ruso, tal como lo mencionó The Hill el 2 de octubre. Estas maniobras estarían inspiradas en las operaciones que las Fuerzas de Defensa ucranianas han ejecutado en la región rusa de Kursk, lo que demuestra la creciente disposición de los países bálticos a actuar de forma proactiva en defensa de su territorio.
El creciente número de tropas rusas en la frontera oriental de Europa, junto con las preocupaciones sobre el expansionismo de Moscú, ha puesto en alerta a los países de la OTAN en la región. Aunque la organización ha reforzado su presencia militar y ha aumentado su nivel de vigilancia, los riesgos de un ataque ruso directo sobre Polonia o los países bálticos siguen siendo una posibilidad real que preocupa tanto a los líderes militares como a la población de estos países.
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