En el marco de la cobertura que está realizando Escenario Mundial en Israel, continuamos nuestro recorrido por el Sur del país, una región profundamente afectada por los ataques de Hamás del 7 de octubre. Después de dejar Kfar Aza, seguimos el trayecto por la ruta 232, conocida como la “ruta de la muerte”, que es un recordatorio constante del ataque que sufrió la región esa mañana, cuando el grupo terrorista irrumpió en varios kibutzim y otros puntos del sur de Israel.
A lo largo del recorrido, las huellas de los tanques del ejército israelí en la ruta y los restos de autos calcinados visibles desde las ventanas del bus evidencian el impacto de los ataques y los intentos de escape de aquellos que se vieron atrapados en la violencia.
Mientras avanzábamos, el paisaje desértico reflejaba las cicatrices del conflicto reciente. Tuvimos encuentros significativos en el camino: primero, con el Soldado E, cuyo nombre mantenemos en reserva por razones de seguridad, quien compartió su perspectiva sobre la defensa del país en esos momentos críticos. Posteriormente, en Tkuma, conocimos a Adam Ittah, capitán portavoz de la IDF y miembro de la unidad de rescate del Ejército de Israel, quien nos mostró el cementerio de autos, un símbolo de la desesperación de quienes intentaron huir de los ataques.
Finalmente, llegamos al lugar donde se celebraba la Fiesta Nova, un evento que debía ser una celebración, pero que se transformó en un escenario de caos. Dan, mi guía, nos proporcionó un detallado relato de los hechos y del impacto del ataque de Hamás sobre los más de 4.000 asistentes.
La defensa ante el ataque de Hamás en primera persona
El 7 de octubre, el Soldado E se despertó con el estruendo de las bombas y las sirenas. Aunque estaba acostumbrado a movilizarse en respuesta a misiles, ese día pronto demostró ser diferente. “Recibí una llamada de mi comandante a las 6:30 para confirmar la ubicación y asegurar que todos estuvieran bien. Organizamos el regreso a la base como de costumbre, sin prever lo que iba a suceder”, cuenta.
La situación cambió drásticamente cuando comenzó a escuchar disparos, algo nuevo para él. “Mi amigo, cerca del Festival Nova, me informó que estaba refugiando a 15 personas del evento y estaba armado para protegerlos. La presencia de terroristas en la calle era evidente”, relata.
El Soldado E decidió actuar de inmediato. “Conduje por la carretera 232, conocida por su peligrosidad debido a la cercanía con Gaza. Aunque me encontré con varios puntos de control y terroristas en la carretera, logré pasar antes de que llegaran”, recuerda.
Al llegar a su unidad y dirigirse a Kfar Aza, la confusión era generalizada. “Nuestro comandante murió al principio del ataque y nos dividimos para luchar durante tres días. Mi rol fue brindar primeros auxilios a los heridos y, a pesar de que pensábamos que el peligro había pasado, los ataques continuaron” señala.
Sobre la respuesta del ejército, el Soldado E menciona que hubo una reacción tardía justo en una etapa de vacaciones. A pesar de que hicieron todo lo posible para estar en los puestos necesarios, se estima que la tardanza de la respuesta fue significativa. El Soldado E recalca que este tipo de cuestiones deben cambiarse a futuro.
Finalmente, reflexiona sobre la guerra: “Al principio, me preguntaba por qué estaba sucediendo esto. Pensaba que era una guerra sin sentido, con soldados muriendo en vano. Ahora creo que es crucial. Nunca imaginé que personas podrían irrumpir en nuestras casas y hacer tanto daño. Solíamos reírnos de los ataques menores, pero ahora veo que debemos detener a Hamás, sin importar el tiempo que lleve. Aunque la guerra es larga y difícil, debemos continuar luchando para evitar futuros ataques.”
El cementerio de autos en Tkuma
Durante nuestra visita a Tkuma, nos encontramos con un vasto estacionamiento lleno de autos destruidos, quemados y abandonados. Adam Ittah, capitán portavoz del DFI y miembro de la unidad de rescate del Ejército de Israel, nos explicó el contexto de esta devastadora escena.
“Si miras el mapa, puedes ver que el nombre completo de la comunidad es Tkuma. Si tuviera que traducirlo, ‘Shoá’ significa Holocausto, desde el Holocausto hasta la resurrección. Y este es el nombre de la comunidad. Es un poco cínico considerando los lugares que ves aquí, porque desde el Holocausto, Israel no había experimentado nada como el 7 de octubre. Lo que ves aquí es prácticamente el Yad Vashem del 7 de octubre. Lo siento, Yad Vashem es el memorial del Holocausto en Israel. Así que el 7 de octubre, hablamos de ello como si ya hubiera pasado, como si hubiera pasado mucho desde entonces. Pero el 7 de octubre, algunas personas en Israel aún viven el mismo día. De hecho, tenemos 101 rehenes que aún están en Gaza. Para ellos, ha sido un largo, largo, largo día. Y sabes, el conteo ha disminuido. Ahora son 101, pero antes eran más de 250 secuestros. La mayoría de ellos regresaron en ataúdes. Los que trajimos regresaron en ataúdes después de perder una vida. Y para sus familias, ha sido un día. Y para sus seres queridos y para el pueblo de Israel, el 7 de octubre sigue siendo solo un día largo. No nos hemos recuperado. Nos tomará tiempo recuperarnos de todo lo que ha pasado.”
Ittah nos mostró cómo este sitio, que solía ser un campo de trigo, revela una parte de la magnitud del horror del 7 de octubre. “Este lugar aquí, junto a Tkuma, probablemente puede mostrarte un poco sobre la magnitud del mal y las atrocidades que ocurrieron el 7 de octubre. En este lugar, tenemos 1650 vehículos que fueron traídos aquí. 1650 vehículos con ruedas. Todos esos vehículos fueron brutalmente atacados el 7 de octubre. Todos ellos fueron atacados con AK-47, granadas de mano y RPGs, y personas murieron en esos vehículos. Todos esos vehículos fueron traídos aquí desde las principales rutas de la franja de Gaza, desde las comunidades, desde Kfar Aza, desde Bari, desde Neros, desde todas las comunidades que bordean Gaza. Y mi distrito fue el responsable de esos esfuerzos. Tuvimos que despejar los vehículos para permitir que las tropas avanzaran, porque todos esos vehículos estaban bloqueando los caminos.”
El capitán Ittah relató cómo el sitio era apocalíptico. “Ahora se ve bastante tranquilo, pero cuando llegamos por primera vez y encontramos esos vehículos, te puedo decir que las escenas eran apocalípticas. Muchos de esos vehículos, la mayoría de ellos, estaban con nuestros hermanos y hermanas adentro, muertos por disparos, a veces quemados hasta morir, a veces no quedaba nada más que cenizas en esos vehículos. Escenas caóticas que el alma humana ni siquiera puede soportar.”
Desde el 8 de octubre, el equipo comenzó a recoger esos vehículos y llevarlos al sitio. “Tuvimos que asegurarnos de que esos vehículos no estuvieran trampas explosivas, porque algunos de ellos eran booby-traps que plantaron los terroristas.” Adam también compartió que este lugar se ha transformado en un memorial oficial. “Este lugar se ha convertido en un sitio de memorial oficial. Comenzó a ser un memorial hace unos meses. Y hay un plan para continuar con esto de alguna manera.
La llegada a Nova
Llegamos a Nova, un sitio donde la idea principal era festejar. En palabras de Dan: “La fiesta tenía un solo propósito, que era venir a festejar por la vida, en medio de la naturaleza, y terminó siendo lo contrario”. Nova es un festival de música al aire libre, que tuvo lugar en un desierto en el sur de Israel, cerca del kibutz Re’im, del 6 al 7 de octubre. El festival reunió a miles de israelíes y turistas de todo el mundo. Al amanecer del sábado 7 de octubre, la alerta por el lanzamiento de cohetes acabó abruptamente con la fiesta.
Lo que los asistentes al festival no sabían en ese momento es que los terroristas de Hamás se habían infiltrado en la frontera y se dirigían a la zona. Armados, llegaron en motocicletas, camionetas y parapentes. Rodearon el recinto del festival y comenzaron una masacre. Los asistentes se vieron obligados a elegir entre correr, esconderse o hacerse los muertos. Fueron asesinados desde todas direcciones, con escondites incendiados, cadáveres raptados y refugios destruidos.
El ataque fue devastador. Los terroristas dispararon indiscriminadamente, sembrando el caos mientras las alarmas por la caída de misiles sonaban. Murieron 464 personas y 40 fueron secuestradas.
La historia de Or
El ataque al festival de Nova dejó una huella indeleble en los sobrevivientes y en las familias de las víctimas. Dan, nuestro guía y un argentino que lleva 11 años en Israel, compartió con nosotros la conmovedora historia de su cuñado, Or Jaim Ben Hamo z”l (en la tradición judía, “z”l” significa “bendita sea su memoria”) que fue asesinado por Hamás a los 19 años. Su relato sirve como testimonio de lo que sucedió aquella mañana en Israel.
Dan describe a Or como una persona con una impresionante red de amistades. “Or tenía muchos, muchos amigos”, comienza, “lo sabíamos porque estaba constantemente deambulando de aquí para allá, se encontraba con gente, asistía a fiestas y demás. Pero no lo supimos hasta el día de su entierro, cuando llegaron más de mil personas. Aparte de los familiares, en el barrio, en la ciudad y en la zona, era sumamente conocido y querido por todos.”
Or, junto con sus amigos, llegaron al festival de Nova el 7 de octubre. Dan relata cómo la ubicación estratégica del auto de Or cerca de la salida les permitió escapar cuando comenzaron a caer los misiles. “Or decidió manejar”, recuerda Dan, “porque pensó que podía controlar mejor la situación. Manejó unos 15 minutos, y la última ubicación del auto estaba en una curva de la ruta 232.
El 12 de octubre, la esposa de Dan recibió una noticia desgarradora; una de sus hermanas la convocó en su casa ya que el ejercito se había presentado. La confirmación de su fallecimiento llegó con la información adicional de saber que Or había muerto luchando. Un representante de ZAKA, la organización que asegura la tradición judía en los entierros, les informó que “Or murió como un héroe.”
Dan agrega con orgullo y tristeza que Or, junto con su amigo, se había bajado del auto para enfrentarse a los terroristas sin armas: “Or y su amigo decidieron bajar del auto para luchar con los terroristas. Lo hicieron con lo que tenían, sin armas, tratando de defender a sus amigos y a otros que estaban en peligro.”
La información adicional confirmada más tarde reveló que Or murió en la curva de la ruta 232, en Mefalsin un lugar convertido en un campo de masacre. Dan describe esta curva como un sitio de horror, donde los terroristas atacaron a quienes intentaban escapar: “En esa curva, los terroristas se establecieron y mataron a quienes trataban de huir. Fue un lugar de masacre, y a lo largo de los días, descubrimos más detalles sobre las personas que murieron allí.” Según los reportes ofrecidos a Dan por parte de la policía,
Reflexionando sobre el impacto personal, Dan subraya la magnitud de la tragedia más allá de las cifras. “Es cierto que murieron más de 1300 personas ese día, incluidos soldados. Pero cuando me enfoco en mi familia, en mi esposa que vive conmigo y es la madre de nuestro hijo, y la veo sacar fuerzas para prepararlo para el jardín, sabiendo que nunca más podrá conversar con su hermano, la pérdida se siente profundamente.”
En el memorial de las víctimas, la familia de Or colocó un cartel con varias fotos de él, qué dice: “Sabías cómo bailar con la vida. Seguramente estás bailando en algún lugar. Vas a estar en nuestro corazón para siempre”.
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*Creditos de las imágenes: Alejo Sanchez Piccat, enviado especial en Israel
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