En un contexto de crecientes tensiones globales y ante la negativa de Rusia y China de entablar conversaciones sobre control de armamento nuclear durante el último año, la administración de Joe Biden anunciará su intención de adoptar una estrategia más asertiva en materia de armamento nuclear. Esta decisión marca un giro en el enfoque estadounidense, que inicialmente buscaba el diálogo “sin condiciones previas” con sus rivales geopolíticos.
El rechazo por parte de China y Rusia
Según declaraciones de un alto funcionario de la Administración a Semafor, Estados Unidos considera necesario “adoptar un enfoque más competitivo en materia de no proliferación y control de armamentos”, así como “realizar ciertos ajustes en nuestra postura y capacidades”. Esta nueva dirección será esbozada por Pranay Vaddi, del Consejo de Seguridad Nacional, en una conferencia sobre control de armamentos.
El año pasado, el Consejero de Seguridad Nacional Jake Sullivan anunció la disposición de EE.UU. a discutir el control de armas con China y Rusia “sin condiciones previas”. Sin embargo, ambas potencias han rechazado de hecho esas propuestas, obligando a Washington a cambiar su enfoque.
Ante esta situación, la administración Biden aún espera sentar a sus rivales en la mesa de negociaciones, pero busca demostrar que habrá consecuencias si se rechazan las conversaciones. “Rusia y China se enfrentarán a un entorno de seguridad disminuido si siguen negándose a entablar conversaciones”, advirtió el funcionario consultado.
Los cambios de la estrategia y la necesidad de modernizar el arsenal nuclear
Si bien no se ofrecieron detalles concretos sobre los futuros cambios de política, el funcionario indicó que el pensamiento cada vez más enérgico de la administración se refleja en decisiones como el desarrollo de una nueva bomba nuclear de gravedad y los esfuerzos por prolongar la vida de algunos submarinos nucleares de clase Ohio.
Además, la Casa Blanca está considerando cómo las fuerzas nucleares de EE.UU. pueden tener que evolucionar aún más ante las crecientes amenazas nucleares, y trabajando para asegurar que los aliados clave tengan las capacidades de ataque de largo alcance y de vigilancia necesarias para defenderse.
En los últimos años, analistas advierten de una nueva carrera armamentística nuclear entre Estados Unidos, China y Rusia, ya que se vio un incremento de las armas nucleares de China y una modernización de los arsenales de las potencias nucleares tradicionales.
Esta readaptación de la estrategia nuclear también sienta las bases para los desafíos clave que enfrentaría Biden en un eventual segundo mandato. Aunque EE.UU. y Rusia siguen vinculados legalmente por el nuevo tratado START, el último acuerdo que limita los dos mayores arsenales nucleares del mundo expira en 2026.
“Si hay un segundo mandato, una consideración clave para nuestra administración es cómo nos acercamos a esa fecha, el 6 de febrero de 2026”, señaló el funcionario. “Tenemos que pensar en un entorno en el que no tengamos restricciones, pero tampoco las tenga Rusia ni China”.
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