El desafío de China para la industria de defensa de Estados Unidos

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Siguiendo un reciente artículo publicado por Foreign Policy, se evalúa que el desarrollo militar de China ha alcanzado un punto álgido, y su preparación para un eventual conflicto con Estados Unidos ha tomado un papel central en sus políticas de defensa. A pesar de los problemas económicos que enfrenta el país, como el desempleo juvenil y la crisis en el sector inmobiliario, su industria de defensa sigue avanzando a un ritmo vertiginoso.

FILE PHOTO: Chess pieces are seen in front of displayed China’s and U.S. flags in this illustration taken January 26, 2022. REUTERS/Dado Ruvic/Illustration/File Photo

En un mundo cada vez más hostil, con las guerras en Ucrania y Medio Oriente en curso, este análisis sugiere que se ha observado un rápido rearme de China en los últimos años, junto con un acelerado avance de sus capacidades militares, lo que podría poner en jaque la situación de Estados Unidos en términos de base industrial de defensa y los desafíos que enfrenta a futuro.

Algunas áreas, China ya lidera: se ha convertido en el mayor constructor naval del mundo, con una capacidad aproximadamente 230 veces mayor que la de Estados Unidos. En números, entre 2021 y principios de 2024, China produjo más de 400 aviones de combate modernos y 20 buques de guerra, duplicó el inventario de ojivas nucleares del país y más que duplicó su inventario de misiles balísticos y de crucero, además de desarrollar un nuevo bombardero furtivo.

China es ahora un peso pesado militar, y en resumen, Estados Unidos necesita dedicar mucha más atención y recursos a su preparación militar si quiere reunir un nuevo arsenal democrático.

La reconstrucción de China

Con su objetivo de establecer “un gran rejuvenecimiento de la nación china en todos los frentes”, el gigante asiático ha apuntado todos sus esfuerzos a construir una base industrial de defensa que pueda producir tanto el hardware (barcos, aviones, tanques y misiles) como el software (tecnología y sistemas de mando, control, comunicaciones e inteligencia) que necesitan sus fuerzas militares.

El motor de esta producción son las enormes empresas estatales chinas, encargadas de desarrollar y construir los sistemas de armamento del país. Las empresas de defensa chinas rivalizan ahora en tamaño y capacidad de producción con gigantes estadounidenses como Lockheed Martin, RTX (Raytheon), Boeing, Northrop Grumman y General Dynamics.

Entre los ejemplos más claros de este poderío, el texto subraya el dominio de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN). Gracias a la enorme capacidad de construcción naval del país, la Armada china se ha convertido en la más grande del mundo. Como ejemplo de ello, la Armada estadounidense calcula que un solo astillero chino, como el de la isla de Changxing, situada en la costa oriental de China, tiene más capacidad que todos los astilleros estadounidenses juntos.

No obstante, la Armada del Ejército Popular de Liberación sigue estando por detrás de la estadounidense en varios aspectos. Aunque China tiene más buques que Estados Unidos, estos son más pequeños. Además, el gigante asiático está en desventaja en cuanto a potencia de fuego, ya que su flota puede transportar aproximadamente la mitad de misiles que la estadounidense. Por su parte, Estados Unidos produce submarinos nucleares más avanzados que los de China.

En el ámbito de los misiles, China está modernizando su arsenal y tiene planes de superar las 1.000 cabezas nucleares para 2030. Empresas como China Aerospace Science and Technology Corporation han aumentado su capacidad de producción de misiles balísticos, de crucero e hipersónicos.

En la región del Indo-Pacífico, el rápido desarrollo militar de China representa una seria amenaza para Estados Unidos y sus aliados, como Australia, Japón, Filipinas, Corea del Sur y Taiwán. China cuenta con miles de misiles capaces de alcanzar tanto el territorio estadounidense como sus bases en el extranjero, poniendo en peligro aviones, barcos y otras infraestructuras críticas.

A pesar de esta amenaza, Estados Unidos no ha movilizado su industria de defensa para igualar el ritmo de expansión militar chino. En simulaciones de conflictos en el estrecho de Taiwán, Estados Unidos agota rápidamente sus inventarios de misiles clave, esenciales para enfrentar a las fuerzas navales chinas. El sistema de adquisiciones de defensa de Estados Unidos es lento e ineficiente, incapaz de ajustarse a las demandas de una guerra prolongada.

Por otro lado, las compañías de defensa chinas han incrementado la producción en varias áreas, mientras que la industria de defensa estadounidense tiene problemas para adaptarse rápidamente a las necesidades de un posible conflicto. Se menciona que el sistema de adquisiciones de defensa de Estados Unidos es lento y costoso, y que la cadena de suministro es frágil, produciendo cantidades limitadas de componentes clave.

Vulnerabilidades de China

Sin embargo, más allá de los avances del gigante asiático, este no está exento de vulnerabilidades en su sistema, como la deficiencia en la cadena de suministros, sobre todo en lo que respecta a motores, chips de gama alta, circuitos integrados y equipos de fabricación. Asimismo, el hundimiento de un submarino a principios de año puso en evidencia una brecha en la fortaleza de la producción de ciertos sistemas.

¿Cuáles son los desafíos de Estados Unidos?

El texto propone varios puntos importantes, pero como premisa principal sugiere acortar distancias. ¿Cómo lograrlo? Primero, reconociendo la urgencia del problema y la magnitud de la solución necesaria, apoyada por una iniciativa presidencial para revitalizar la base industrial de defensa.

Por otro lado, se deben abordar las deficiencias del sistema industrial de defensa actual. Por ejemplo, es necesario acortar los plazos de adjudicación de contratos y ayudar a las empresas innovadoras a pasar rápidamente de los prototipos a los contratos. El Congreso también debe financiar la adquisición plurianual de municiones clave.

Para hacer frente a la escasez de mano de obra, el Pentágono debe ofrecer incentivos económicos a las empresas de defensa para mejorar y capacitar a sus trabajadores. Además, el Departamento de Defensa y el Congreso deben invertir más en institutos, escuelas de formación profesional, universidades y otras instituciones que formen y eduquen a personas para trabajar en la base industrial de defensa.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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