China ha llevado a cabo una importante prueba con su misil balístico intercontinental (ICBM) DF-31, aumentando la tensión en el Indo-Pacífico en medio de su creciente rivalidad con Estados Unidos. El lanzamiento, que impactó en el Océano Pacífico, ha sido interpretado como una muestra de poderío militar y un paso en la modernización de su arsenal nuclear.
La prueba, realizada por la Fuerza de Cohetes del Ejército Popular de Liberación (EPL), involucró una variante del DF-31, un misil balístico intercontinental de tres etapas que ha estado en servicio desde 2006. Este modelo es uno de los pilares de la capacidad de disuasión nuclear de China, junto con otros como el DF-5 y el más avanzado DF-41. Según analistas militares, el DF-31 tiene la capacidad de transportar una sola ojiva nuclear o múltiples ojivas más pequeñas, diseñadas para atacar varios objetivos simultáneamente. Aunque el Ministerio de Defensa chino no especificó qué tipo de misil fue utilizado, imágenes publicadas sugieren que fue una versión avanzada de este sistema.
Capacidad del DF-31 y su despliegue estratégico
El DF-31 es un misil móvil, diseñado para ser lanzado desde terrenos accidentados, lo que dificulta su detección y seguimiento por satélites enemigos. En la prueba reciente, el misil fue disparado desde una base en la isla de Hainan, sobrevolando Filipinas y Guam, antes de impactar en el Pacífico cerca de las Islas Marquesas, un territorio francés. Esta trayectoria subraya su capacidad de alcanzar objetivos estratégicos, incluidos los territorios continentales de Estados Unidos.
Con un alcance de hasta 12.000 kilómetros, el DF-31 puede cubrir distancias intercontinentales, posicionándose como un activo clave en la postura defensiva y disuasoria de China. Si bien el Gobierno chino enfatiza que sus pruebas forman parte de entrenamientos anuales y cumplen con las normativas internacionales, la comunidad internacional, y en particular los países de la región, perciben estas maniobras como una amenaza. El contexto global y las tensiones crecientes entre China y Estados Unidos añaden un componente adicional de preocupación, especialmente debido a la militarización del Indo-Pacífico.
Consecuencias geopolíticas y el Indo-Pacífico
El Indo-Pacífico es una región de gran importancia estratégica para múltiples potencias, y el creciente poder militar de China genera preocupación entre sus vecinos y rivales. Países como Japón, Taiwán, Filipinas y otros han reforzado sus capacidades defensivas frente al aumento de pruebas misilísticas y ejercicios militares de China. Las recientes maniobras de la Fuerza de Cohetes del EPL, en medio de disputas territoriales y tensiones en el Mar de China Meridional, incrementan el riesgo de una escalada militar en la región.
Expertos como Jeffrey Lewis, del Centro James Martin, destacan que China parece estar embarcándose en una nueva carrera armamentista con Estados Unidos. Esta carrera no solo implica un incremento en la capacidad de disuasión nuclear, sino también un intento por reafirmar su hegemonía en el Indo-Pacífico, lo que podría tener repercusiones profundas en la seguridad regional. Además, la prueba del DF-31 se da en un momento crítico para el Gobierno chino, que enfrenta desafíos económicos y una reciente purga en las altas esferas militares, con la destitución de funcionarios de la Fuerza de Cohetes acusados de corrupción.
La carrera armamentista y el riesgo de una escalada
El último lanzamiento marca la primera prueba conocida de un ICBM por parte de China en más de cuatro décadas, lo que subraya su determinación de actualizar y fortalecer su arsenal nuclear. Según James Acton, del Carnegie Endowment for International Peace, la falta de pruebas similares durante tanto tiempo, seguida de esta demostración, es un evento “significativo” que debe ser observado con atención. “Cuando no han hecho algo durante 44 años y luego lo hacen, eso es significativo”, expresó Acton.
China sigue manteniendo su política nuclear de “no ser el primero en utilizar” armas nucleares, pero las recientes pruebas muestran un claro incremento en su capacidad de respuesta y disuasión. Esto ha provocado preocupación no solo en Estados Unidos, sino también en varios actores del Indo-Pacífico, que ahora refuerzan sus sistemas de alerta temprana y sus infraestructuras de defensa antimisiles.
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