En el marco del conflicto en Ucrania, nuevas informaciones de agencias de inteligencia europeas revelan que Rusia ha establecido un programa secreto para la producción de drones militares en territorio chino. Este desarrollo ha llamado la atención de la comunidad internacional, pues supone una intensificación en la colaboración tecnológica y militar entre ambas potencias, con un foco estratégico en la guerra contra Ucrania.
De acuerdo con documentos revisados por la agencia Reuters, la empresa rusa IEMZ Kupol, filial del conglomerado estatal Almaz-Antey, ha estado trabajando en el diseño y la producción de drones de ataque de largo alcance en China. El modelo denominado Garpiya-3 (G3) fue desarrollado y probado con el apoyo de especialistas chinos, según uno de los informes que Kupol envió al Ministerio de Defensa ruso a principios de 2024.
Producción de drones a escala en China
Según la información recabada, Kupol notificó al Ministerio de Defensa ruso su capacidad de producir los drones Garpiya-3 a gran escala en una planta china, lo que permitiría desplegarlos en lo que Moscú denomina la “operación militar especial” en Ucrania. Esto representa un avance significativo en la capacidad bélica rusa, en un momento en que la guerra ha evidenciado el papel crucial que juegan los drones en el campo de batalla.
Tanto la empresa Almaz-Antey como el Ministerio de Defensa ruso han evitado emitir comentarios sobre estos informes. Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino declaró no tener conocimiento de tal proyecto y reafirmó que mantiene controles estrictos sobre la exportación de drones y vehículos aéreos no tripulados (UAV).
Contexto de la colaboración entre Rusia y China
Si bien China ha negado repetidamente el suministro de armamento a Rusia, la posibilidad de que se esté llevando a cabo la producción de drones para el uso ruso en el conflicto ucraniano es un tema de preocupación para Occidente. El investigador del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, Fabian Hinz, afirmó que si esta cooperación se confirma, constituiría un desarrollo muy relevante. Hasta ahora, las transferencias chinas a Rusia se limitaban a componentes de doble uso, pero la entrega de sistemas completos de UAVs representaría un cambio radical en la dinámica de la colaboración tecnológica y militar entre los dos países.
En este sentido, Samuel Bendett, del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense (CNAS), señaló que China podría mostrarse reticente a exponerse a sanciones internacionales si se confirmara su rol en la producción de drones militares completos para Rusia.
El drone Garpiya-3: capacidades y despliegue
El drone Garpiya-3, según los informes, tiene un alcance operativo de 2.000 kilómetros con una capacidad de carga útil de 50 kilogramos. Este modelo, junto con otros drones fabricados en China, han sido enviados a la sede de Kupol en la ciudad rusa de Izhevsk para pruebas adicionales, lo que refuerza las sospechas de que China está participando activamente en la mejora y producción de drones rusos.
Adicionalmente, Kupol ha recibido siete drones militares fabricados en China, incluidas dos unidades del G3. Estas entregas se realizaron a través de intermediarios rusos que, según las fuentes de inteligencia europeas, actúan como conexión con proveedores chinos. Este intercambio parece ser la primera evidencia concreta de que UAVs fabricados en China están siendo suministrados a Rusia desde el inicio de la guerra en Ucrania en 2022.
Riesgos de sanciones y nuevas capacidades militares rusas
La creación de un programa de drones militares en China, como lo sugieren estos documentos, podría permitir a Rusia eludir las sanciones occidentales impuestas tras la invasión de Ucrania. David Albright, director del Instituto para la Ciencia y la Seguridad Internacional, indicó que la posibilidad de fabricar drones en China ofrece a Rusia acceso a tecnologías avanzadas y componentes críticos que no están disponibles debido a las sanciones.
En cuanto a los riesgos para China, Bendett advierte que el establecimiento formal de una fábrica de drones para uso militar ruso en su territorio podría desencadenar sanciones más severas por parte de la comunidad internacional, algo que Pekín buscaría evitar.
Implicaciones globales
El reciente anuncio del presidente ruso Vladímir Putin sobre la entrega de 140.000 drones al ejército ruso en 2023 y los planes para incrementar significativamente esa cifra en el futuro, subraya la importancia estratégica que Moscú otorga a estos vehículos en su esfuerzo bélico. El desarrollo de drones en colaboración con China podría alterar el equilibrio en el conflicto ucraniano, así como en la dinámica de poder global.
En este escenario, la rapidez con la que ambas naciones puedan producir y desplegar estos UAV será clave para las operaciones militares futuras. Quien logre adaptarse más rápido a las demandas del campo de batalla, tendrá una ventaja decisiva.
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