En un contexto de creciente tensión geopolítica entre Occidente y Rusia, Estados Unidos ha anunciado su intención de desplegar misiles de crucero en territorio alemán, lo que ha generado un intenso debate dentro del país europeo. Esta iniciativa, prevista para concretarse en 2026, representa el primer despliegue de este tipo de armamento en Alemania desde la década de 1990, y ha despertado preocupaciones por la posibilidad de una nueva carrera armamentista con Moscú.
Detalles del despliegue
El plan de Washington incluye la instalación de misiles de crucero Tomahawk, con un alcance estimado de hasta 2.500 kilómetros, misiles balísticos SM-6, y armas hipersónicas en desarrollo, que podrían superar los 3.000 kilómetros de alcance. Aunque estos sistemas no estarán equipados con ojivas nucleares, su incorporación en Europa Central tiene el potencial de alterar el equilibrio estratégico en la región, especialmente en un contexto de confrontación con Rusia.
El despliegue de estos misiles se inscribe en los esfuerzos de la OTAN y la Unión Europea para fortalecer su capacidad de defensa ante la persistente amenaza rusa, agravada por la invasión de Ucrania en 2022. Sin embargo, la decisión también revive los fantasmas de la Guerra Fría, cuando Europa fue el escenario de una intensa competencia armamentista entre las dos superpotencias.
Repercusiones en Alemania
La propuesta estadounidense ha encontrado una respuesta dividida en Alemania. Encuestas recientes revelan que una leve mayoría de la población se opone al despliegue de estos misiles, con una resistencia particularmente fuerte en los estados de la antigua Alemania Oriental, donde persisten recuerdos del pasado comunista y una relación histórica más cercana con Rusia.
Falko Drossmann, legislador del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), reconoció que las preocupaciones de la población son legítimas, especialmente en un contexto político sensible, marcado por las próximas elecciones regionales en tres estados del este del país. Drossmann subrayó que “el debate, por el momento, está más basado en emociones que en hechos”, lo que resalta la necesidad de una discusión más objetiva y fundamentada.
El SPD, actualmente en el poder, ha intentado moderar el debate argumentando que este despliegue no debe interpretarse como un acto de confrontación, sino como una medida defensiva esencial para garantizar la seguridad nacional y la cohesión dentro de la OTAN y la Unión Europea. No obstante, las críticas no se han hecho esperar, con voces de ambos extremos del espectro político manifestando su preocupación.
Implicaciones internacionales
La reacción de Rusia ante este anuncio fue inmediata y contundente. Moscú advirtió que el despliegue podría causar un daño irreversible en las relaciones germano-rusas y amenazó con posicionar misiles similares en ubicaciones estratégicas, capaces de alcanzar objetivos en Occidente. El presidente ruso, Vladímir Putin, evocó explícitamente la Guerra Fría, haciendo referencia a los despliegues de misiles Pershing en la década de 1980, como un precedente inquietante.
Pese a estas amenazas, algunos analistas consideran que las comparaciones con la Guerra Fría son, en cierta medida, exageradas. Liviu Horovitz, investigador del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, señaló que, aunque estos misiles poseen un considerable alcance, no están armados con ojivas nucleares y su despliegue es de menor escala en comparación con los arsenales de la década de 1980.
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