El Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad (NCSC) de EE.UU. anunció su nueva Estrategia Nacional de Contrainteligencia. El documento habría sido firmado hoy por el presidente Joe Biden, y se centrará en “Identificar, entender y neutralizar la amenaza de la inteligencia extranjera y proteger los intereses, activos y el pueblo de los EEUU en el país y en el exterior”.
La nueva Estrategia Nacional de Contrainteligencia
La estrategia presentada hoy está diseñada para fortalecer la integración, promover la acción y coordinar los recursos dentro de la comunidad de contrainteligencia (CI) con el objetivo de superar y limitar a las entidades de inteligencia extranjeras (FIE).
“Desarrollada en colaboración con nuestros socios en todo el gobierno de los EE. UU., la estrategia ofrece una visión y una orientación integrales para que la comunidad de CI aborde las crecientes amenazas de inteligencia extranjera”, afirmó el director del NCSC, Michael Casey.
La estrategia se basa en tres pilares fundamentales: superar en maniobras y limitar a las entidades de inteligencia extranjeras (FIE), proteger las ventajas estratégicas de Estados Unidos e invertir en el futuro. Estos pilares están respaldados por nueve objetivos clave que ofrecen una guía estratégica a la comunidad de inteligencia civil.
Objetivos de la Estrategia
El primer objetivo es detectar, comprender y anticipar las amenazas de inteligencia extranjera, identificando oportunidades de acción y proporcionando una ventaja en la toma de decisiones. El segundo objetivo es contrarrestar, degradar y disuadir las actividades y capacidades de inteligencia extranjera mediante el uso de medidas ofensivas y defensivas coordinadas.
Otro objetivo es combatir las actividades cibernéticas de inteligencia extranjera a través de operaciones proactivas e integradas. Asimismo, se busca proteger a las personas contra la selección y recopilación de inteligencia extranjera, incluyendo tanto a estadounidenses como a otras personas afiliadas al gobierno de los EE. UU., ya sea dentro del país o en el extranjero, así como a otras personas protegidas en Estados Unidos que podrían ser de interés para las FIE.
La estrategia también apunta a salvaguardar la democracia frente a los esfuerzos de influencia maligna de las FIE, con el fin de mantener la integridad y la confianza pública en las instituciones y procesos democráticos. Además, se enfatiza la protección de la tecnología crítica y la seguridad económica de Estados Unidos, como un medio para preservar la seguridad nacional y la ventaja competitiva del país.
Protección a sectores estratégicos
Otro aspecto crucial es la protección de la infraestructura crítica del país, mediante un aumento en la comprensión y la conciencia sobre las capacidades y amenazas de las FIE, mejorando la resiliencia, negando el acceso a los adversarios y disuadiendo las amenazas de las FIE.
Además, consideran esencial abordar la reducción de los riesgos para las principales cadenas de suministro de Estados Unidos, que podrían estar en riesgo de explotación y compromiso por parte de las FIE. Finalmente, la estrategia destaca la importancia de desarrollar capacidades, asociaciones y resiliencia dentro de la comunidad de inteligencia para lograr una superioridad duradera sobre los adversarios de las FIE.
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