A pesar de la notable alineación y las hazañas de los robots terrestres en el campo de batalla en Ucrania, los expertos señalan que su despliegue en combate sigue siendo costoso en términos de mano de obra y vulnerabilidad, esto convirtiéndose en un problema a la hora de buscar reducir sus inconvenientes prácticos. Desde la aparición de un vehículo terrestre no tripulado ruso (UGV) en Ucrania en abril de 2022, han surgido varios nuevos prototipos en el campo de batalla debido a su alta versatilidad, abriendo una etapa de “moda” de los vehículos terrestres no tripulados.
La “moda” de los robots ha envuelto tanto a Rusia como a Ucrania. Rusia planea integrarlos plenamente en su ejército, mientras que Ucrania busca crear un ejército de robots. Sin embargo, la popularidad de estos sistemas precede a la guerra.
La situación actual de los drones y UGVs en Ucrania y Rusia
Ucrania aprobó el uso de robots terrestres en 2016, pero enfrenta limitaciones en su despliegue, según Serhii Kuzan, exasesor del Ministerio de Defensa ucraniano. Los dos problemas principales son la baja cantidad de UGV en las unidades militares y su vulnerabilidad a contramedidas rusas. “El principal problema es la baja saturación de estos sistemas en las unidades ucranianas, aunque ningún ejército europeo puede satisfacer plenamente las necesidades de estas plataformas robóticas”, dijo Kuzan, ahora presidente del Centro de Cooperación y Seguridad de Ucrania.
Otro factor limitante es la ausencia de navegación autónoma completa en muchas plataformas, lo que requiere equipos adicionales para su protección. “Dado que no existe un UGV totalmente autónomo que pueda navegar solo hacia un objetivo, el control remoto requiere drones que brinden supervisión táctica para guiarlo en operaciones de logística, suministro y evacuación” añadió Bendett. Esto hace que el despliegue de estos vehículos requiera “mucha mano de obra”.
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