Sectores opositores arengaron en los últimos días la supuesta negativa del gobierno nacional a reconocer la vida útil estipulada para los F-16 comprados a Dinamarca. La línea elegida fue la de intentar acusar de que se trata de un ítem escondido adrede para no evidenciar algo que desfavorece la decisión tomada por el oficialismo de comprar esos equipos. Es decir, buscan dejar entrever que los aviones comprados servirán por muy poco tiempo y solamente fueron escogidos por un capricho ideológico. En realidad, bastaba con ser conscientes de dos factores que rigen la publicación de esa información para entender la forma en la que el oficialismo despejó las dudas sobre la cuestión.
Sin repetir que los aviones fueron seleccionados técnicamente durante la gestión previa a la de Javier Milei, es necesario volver a destacar que hay otros países que son usuarios de esos mismos sistemas y no se puede vulnerar información sensible a la defensa nacional, ni propia ni ajena. Por otro lado, cualquier país decreta secreto cualquier proceso de negociación de armamento como los que están en agenda, por su impacto en el poder militar propio y para, como ya se dijo, cuidar información sensible también para otros usuarios. Por eso, en Argentina, rige el Decreto 370/24 que pone bajo secreto militar el proceso de compra de los F-16 a Dinamarca. No es menor distinguir que es una clasificación para el público en general, ya que – por ejemplo – legisladores (sin importar color partidario) pueden tener acceso a cierta información que la población civil no, por ejemplo en sesiones confidenciales, para analizar y plantear todo lo que crean pertinente con la discreción que exige el caso. Es decir, no hay nada escondido.
A partir de allí, es lógico que ante la pregunta específica y escrita de cuál es la vida útil de esos sistemas la respuesta formal y jurídica sea que no se puede responder en el marco de las normas vigentes. También resulta natural que, en otro ámbito y mediante vías más blandas, se pueda dar un panorama de aproximación para tranquilizar las ansias y frenar las erróneas teorías fomentadas por quienes buscan sacar provecho de la situación.
Por ello, el jefe del proyecto F-16 de la Fuerza Aérea Argentina respondió con lujo de detalles todas las preguntas de los legisladores nacionales le hacían a viva voz en la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados la semana pasada. Una pregunta del peronismo, justamente, tuvo que ver con la vida útil del sistema de armas de origen estadounidense.
Como introducción, y sin oponer excusas, el Vicecomodoro Juan Manuel Sosa explicó que, durante el proceso de análisis para elegir qué sistema comprar, “el principal criterio era que, al menos, la vida útil de las aeronaves sea en un ratio de vuelo equivalente a lo que vuela un escuadrón aéreo en el mundo en horas de vuelos totales, no solamente en Argentina y sin hablar de cuestiones presupuestarias” y que, como resultado, “al menos sean 25 años”. Aspiración a la que los F-16 superan ampliamente.
Si el factor de la vida útil esperada no era cubierto, “directamente no hubiésemos seguido en el análisis” le explicó Sosa a los funcionarios, periodistas y público presente de manera presencial y on-line. Pero, además, señaló que “no son 25 años, son más” los que de hecho tendrán como vida útil en servicio para nuestro país, ya que el uso de medios aquí suele ser distinto que el que dan otros países usuarios del mismo sistema de armas, por su propia coyuntura en materia de Defensa.
Para entender mejor lo que pasa, se puede ofrecer el lector una comparación con un esquema futbolístico, que seguramente resulta más familiar y fácil de entender. De cara a un partido de fase eliminatoria, el DT de un seleccionado seguramente no revelará la formación final hasta que los jugadores estén dentro del campo de juego, para no revelar explícitamente la formación y no exponer implícitamente la estrategia de juego. Sin embargo, desde la previa del partido, se podrá tener una aproximación al observar la lista total de convocados al torneo. Eso mismo ocurre con la información que se da sobre la vida útil de los F-16: no se debe ser concretos, pero se puede dar un mínimo para calmar ansiedad y falsas operaciones.
Quizá por décadas de desinversión en la materia y sesgos ideológicos que buscaban invisibilizar el área, la Comisión de Defensa Nacional se volvió poco frecuentada por la prensa o ciudadanos interesados. Sin embargo y a luz de los hechos, bastaba con observar su última sesión para tener detalles de las aeronaves que devuelven a nuestro país la capacidad supersónica y permiten subir la vara en el adiestramiento de nuestras tropas y en la formación de los futuros pilotos argentinos. También servía la ocasión para, luego, no ser víctimas de dimes y diretes que dañinamente buscan sembrar sospechas donde no las hay.
Con la gestión de Javier Milei como Presidente y Luis Petri como Ministro de Defensa – junto a la decisión de reconocer políticamente la vocación de servicio del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea – así como se elevarán los estándares de formación e instrucción del personal militar para poder estar a la altura de los nuevos medios y escenarios, la reinversión militar puede hacer imprescindible para la comunidad en general retomar la atención en los foros oficiales en la cuestión castrense para no caer en la trampa del juego político y la desinformación.
Te puede interesar: La Fuerza Aérea Argentina licita la construcción de un nuevo Centro de Instrucción para los F-16 que operarán en la VI Brigada Aérea
Si te gustó este artículo, seguinos con un click en y suscribite a nuestros videos en YouTube .