El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en ingles) publicó el Índice de Transición Energética en el que compara el desempeño de 120 países en el avance e implementación de tecnologías renovables, en el que se consideran, por ejemplo, las iniciativas públicas, el marco regulatorio, las inversiones y la innovación. Aunque el informe destaca los avances de la última década entre 107 de los 120 países estudiados, la incertidumbre global vinculada a los factores económicos, geopolíticos y tecnológicos ha disminuido la tasa de mejora global de los últimos tres años.
En el Índice, los diez primeros puestos están ocupados por países europeos, quienes representan el 1% de las emisiones de dióxido de carbono en relación a la energía. Suecia ocupa el primer lugar, seguido por Dinamarca, Finlandia y Suiza. Además de la producción de energía tienen la capacidad de suministrar electricidad desde fuentes renovables a otros países europeos a través de interconexiones de red, por lo que también lideran las inversiones en este sector. Completan los puestos, Francia, Noruega, Islandia, Austria, Estonia y Países Bajos.
Brasil ocupa el puesto número doce, por debajo de Alemania, siendo el país latinoamericano mejor ubicado en el Índice de Transición Energética. De acuerdo al Informe del Balance Energético Nacional 2024. publicado por el Ministerio de Minas y Energía de Brasil, en relación a la oferta interna de energía, las tecnologías renovables alcanzaron el 49,1% frente al 50,9% de las no renovables. A su vez, las energías renovables en la matriz eléctrica brasileña representaron el 89,2%. En 2023, la generación eléctrica de fuentes renovables estuvo liderada por la energía hidráulica con el 58,9%, seguida por la energía eólica 13,2%, y solar 7%.
En relación a las inversiones, el último informe de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) destacó que en 2023 Brasil duplicó su gasto en energías renovables. En comparación con la región, América Latina casi ha duplicado el gasto desde 2021, destacando también Colombia y Costa Rica. Asimismo, el informe Energy Transition Investment Trends 2024 de Bloomberg NEF, posiciona a Brasil entre los países de mayor inversión en transición energética con alrededor de 34 mil millones de dólares invertidos en el último año.
Además de ser el principal importador latinoamericano de paneles solares chinos, el país sudamericano recibe financiamiento del país asiático en ambiciosos proyectos de transición energética. En abril de este año, el gobierno de Lula da Silva firmó un acuerdo por 200 mil millones de reales con la estatal china State Grid. El objetivo es renovar las líneas de transmisión eléctrica provenientes de fuentes renovables desde el Nordeste y Norte a la zona central de Brasil.
Este liderazgo brasileño se enmarca en lo que proyectaba Lula da Silva hace unos meses: “Dentro de diez años el mundo dirá que si Arabia Saudita es el país más importante en la producción de petróleo y gas, Brasil será llamado la Arabia Saudita de la energía verde, renovable”. No obstante, este liderazgo también presenta contradicciones sobre el futuro de los combustibles fósiles y la posición de Brasil. Por ejemplo, el debate actual en relación a la exploración de petróleo en el Margen Ecuatorial genera controversias incluso al interior del gobierno.
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