La Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, ha decidido ajustar sus políticas climáticas en respuesta a las protestas de agricultores en todo el continente. Una de las medidas notables es la reconsideración de un plan para reducir a la mitad el uso de pesticidas, además de excluir al sector agrícola de un riguroso calendario de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en un 90% antes de 2040.
El Comisario de Agricultura de la UE, Janusz Wojciechowski, expresó su satisfacción por estos cambios, argumentando que imponer restricciones directas a los agricultores no sería “totalmente justo”. Abogó por proporcionar más subvenciones financieras al sector como incentivo para adoptar prácticas agrícolas más ecológicas.
A pesar de los cambios, la UE mantiene su objetivo de ser neutra en carbono para 2050 y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% para 2030. Sin embargo, las modificaciones en las políticas climáticas plantean interrogantes sobre la viabilidad de alcanzar estos objetivos ambiciosos.
Estos ajustes coinciden con la proximidad de las elecciones parlamentarias de junio, donde se espera que partidos de extrema derecha y marginales ganen más representación en el Parlamento Europeo. El tema agrícola, surgido a raíz de las protestas, se vislumbra como uno de los pocos asuntos paneuropeos en juego durante la competición electoral.
Alberto Alemanno, profesor de la Escuela de Negocios HEC de París, sostiene que el próximo ciclo político de la UE (2024-29) podría ser menos verde, poniendo en duda la aplicación del Green New Deal y ralentizando los esfuerzos de sostenibilidad en la agricultura.
Las protestas agrícolas han sido impulsadas por diversos factores, incluyendo el aumento de costos, el incremento de la deuda, la competencia de mercados más económicos y la disminución de los precios de venta. El tercer trimestre de 2023 registró una caída del 9% en el precio medio de los productos agrícolas en comparación con el año anterior.
Luc Vernet, secretario general del think tank Farm Europe, destacó la necesidad de más ayudas a la inversión, ya que los agricultores enfrentan dificultades para acceder a financiamiento. Las protestas se han extendido más allá de las fronteras de la UE, llegando al Reino Unido, donde los agricultores manifestaron su descontento con las importaciones extranjeras de alimentos mediante una protesta de tractores en Dover.
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