Cazas JAS-39 Gripen para la Fuerza Aeroespacial Colombiana: una elección más cercana a la ficción que a la realidad

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La controversia que ha causado la noticia de la selección de los cazas Saab JAS-39 Gripen para equipar a la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC), aunque esperada por algunos y totalmente necesaria debido a la obsolescencia de la flota de Kfir, nos deja un sabor amargo por las afirmaciones dadas en la rueda de prensa, que nos dejaron llenos de dudas y con una afirmación clara: “el Gripen todavía no está en manos de la FAC y puede que nunca llegue a estar”.

Lo primero es recordar que este gran anuncio no es más que la firma de una Carta de Intención, que puede definirse como un “documento precontractual, no vinculante, que expresa la intención de las partes de negociar un futuro acuerdo. Se utiliza para establecer los términos generales de una posible transacción, sin comprometerse legalmente a un acuerdo definitivo”, lo que implica que no existe ninguna obligatoriedad o compromiso legal.

En el presente artículo de opinión me permitiré analizar la rueda de prensa brindada por el ministro de Defensa, Iván Velásquez; la embajadora de Suecia, Helena Storm; el comandante general de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Hernando Cubides; el presidente y gerente de SAAB, Micael Johansson; y el segundo comandante y jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aeroespacial, mayor general Carlos Fernando Silva.

El primero en intervenir fue el Ministro de Defensa, quien manifestó: “las capacidades para defender la soberanía, la independencia, la integridad territorial y el orden constitucional no pueden ser reactivas, pero también tienen que estar conectadas con la realidad del país. Esta decisión que tomó el gobierno nacional era inaplazable; esta decisión para adquirir aeronaves de superioridad aérea, que permita mantener la continuidad de la defensa de nuestra soberanía, tenía que ser tomada lo más pronto posible. Esta decisión lleva décadas de estudio y de evaluaciones, en los cuales agradecemos a los países que estuvieron interesados en presentar las diferentes ofertas”.

De lo anterior no se puede extraer mayor información. Es una respuesta de carácter general que no arroja claridad sobre la compra de los nuevos cazas, sobre todo si se considera que, en el pasado, negocios incluso con contratos firmados se han venido abajo por decisiones políticas. Y teniendo en cuenta las decisiones que el presidente Petro ha tomado en materia de relaciones internacionales —como en el caso de Israel—, este acuerdo puede venirse abajo en cualquier momento por un arrebato presidencial. Basta decir que no hemos tenido información sobre la llegada del sistema de artillería Atmos, ya adquirido, y que al parecer fue frenado por el rompimiento con el Estado hebreo.

Aparte de esto, el Ministro solo compartió noticias ya conocidas, como que se trata de aeronaves nuevas y que se contempla un “offset” en términos aeroespaciales para la industria nacional, pero sin informar su alcance o magnitud. Lo que sí mencionó fue una serie de justificaciones financieras y excusas sobre la no afectación a los programas sociales, como si la inversión en defensa no fuera importante para el país. En lugar de actuar como Ministro de Defensa, pareció más bien un comunicador social encargado de hacer quedar bien al gobierno.

Las declaraciones de la embajadora de Suecia fueron las siguientes: “Recibimos con orgullo esta noticia, que refleja años de trabajo conjunto entre Suecia y Colombia. Somos dos aliados que el año pasado cumplieron 150 años de relaciones diplomáticas, una historia que ha concentrado esfuerzos conjuntos en distintos escenarios, entre ellos la innovación, la sostenibilidad, la construcción de paz y mucho más. Precisamente en 2024 se firmó la Declaración Conjunta de Asociación Bilateral Suecia-Colombia, establecida por el presidente de Colombia, Gustavo Petro, y el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, que fortalece los frentes de trabajo en innovación, construcción de paz, cooperación, transición energética, digitalización y más. En enero de este año se firmó una carta de intención sobre proyectos de defensa estratégica entre Suecia y Colombia, que constituye el marco de acción de este trabajo conjunto. La propuesta presentada cumple con los más altos estándares de calidad, tecnología, seguridad, eficiencia y transparencia. Estamos seguros de que responderá a las necesidades y desafíos de todo el territorio nacional”.

De estas declaraciones, aunque no se extrae información concreta sobre la compra de los cazas, sí reflejan el estado actual de cooperación militar entre Colombia y Suecia, especialmente considerando que el primer documento relacionado con defensa se firmará hasta 2025, según se puede verificar en la página de la Cancillería de Colombia.

En cuanto a las declaraciones del almirante Francisco Hernando Cubides, se pueden destacar dos puntos: primero, la existencia del COMPES 3048, que definió el presupuesto para mejorar las capacidades de las Fuerzas Armadas. Para el Ejército, se propuso el mejoramiento de maniobras aéreas y terrestres mediante helicópteros y blindados. En el caso de los helicópteros, se propuso el reemplazo de la familia Bell, siendo el Eurocopter el candidato preferido —a pesar de no estar en uso en Colombia—, pero los recursos fueron redirigidos al mantenimiento de las aeronaves actuales. En cuanto a los blindados, se refería a la adquisición de los LAV III, sobre los cuales no ha habido novedades desde el escándalo por sobrecostos en 2023, por lo que no se han cumplido los objetivos del COMPES. Respecto a la Armada, se incluye la construcción de una fragata, una patrullera, buques logísticos y helicópteros. Los tres primeros avanzan gracias a Cotecmar, pero sobre los helicópteros aún no se ha iniciado ningún proceso. Para la FAC, se priorizó el reemplazo de los Kfir, tema central de este artículo.

Del presidente de SAAB, Micael Johansson, se obtuvieron algunos datos del Gripen, aunque la mayoría ya están disponibles en internet: capacidad multirrol, operación desde bases dispersas, trabajo con drones, repostaje y rearme en 10 minutos, facilidad de mantenimiento, integración de armamento, aviónica avanzada y posibilidad de mejoras continuas.

También se aclaró —como ya lo había mencionado este autor en un reportaje anterior— que no existen vetos por parte del gobierno de EE. UU. para la venta del SAAB a Colombia. Se detalló además cómo se lleva a cabo la entrega de Gripen a Brasil, y cómo ese país podría apoyar a Colombia en mantenimiento y producción. Finalmente, se prometió transparencia ante acusaciones de corrupción. Aunque sus declaraciones no ofrecieron novedades, sí desmintieron varios rumores infundados que circularon previamente.

El mayor general Carlos Fernando Silva respondió algunas preguntas técnicas de los periodistas presentes. Sus declaraciones se limitaron a aclarar que solo se trata de una carta de intención, por lo que no se tiene información precisa sobre fabricación de piezas en Colombia, número de aeronaves, pagos, capacitación o equipos.

Así declaró: “En este momento la decisión que tomó el gobierno nacional es la de expresar su voluntad, así como Suecia y la empresa SAAB, para establecer todos estos detalles de una eventual negociación, y eso es lo que vamos a empezar a hacer ahora. Dar en este momento unas fechas de cuándo llegan las aeronaves es apresurado. Nuestro objetivo, nuestra intención como Fuerza Aeroespacial Colombiana es garantizar y mantener una capacidad de superioridad aérea constante. Es decir, seguiremos trabajando con nuestras aeronaves Kfir, que están operativas. Mantenerlas requiere unos recursos, por supuesto, de tal manera que la transición de un equipo al otro sea progresiva y no perdamos nuestra capacidad de superioridad aérea. En cuanto a la autonomía logística, también es un tema por explorar. Hay aquí una posibilidad de obtener contraprestaciones de carácter industrial, que también iremos explorando, porque no solo se trata de piezas sino también de conocimiento, que es el valor más importante: tener a la gente preparada para asumir los retos que esto implica. Como mencionó el representante de SAAB, en Brasil trabajaron ese tema, de tal manera que sabemos que la industria no solo está en Suecia, sino también en América Latina, en un país vecino”.

Respecto a los recursos que implicaría la negociación, se afirmó que se están configurando de manera administrativa. No se tiene aún un costo aproximado, pero se pretende adquirir entre 16 y 24 aviones.

Tampoco se indicó una fecha de entrega, y el general explicó las demoras en Brasil como resultado de la necesidad de construir una infraestructura industrial y capacitar al personal necesario.

El “offset” ofrecido incluye obras sociales y de carácter ecológico, además de un apoyo en tres capacidades para la FAC: ciberdefensa, industria aeronáutica e industria espacial.

Finalmente, cuando se le preguntó por qué se eligió el Gripen 39 y no otras aeronaves como el F-16 estadounidense, el general Silva respondió: “El análisis técnico que hizo la Fuerza Aeroespacial se enfocó en que cumpliera con las necesidades operacionales de la Fuerza y la Nación, siendo el Gripen el que mejor responde a esas necesidades. Aunque el balance también incluye la forma de pago ofrecida por Suecia, las contraprestaciones industriales, y el hecho de que estamos buscando una aeronave que pueda mantenerse en operación por más de treinta años, lo que solo puede ofrecer una aeronave nueva”.

Para cerrar, se destacó que no existe ninguna restricción por parte del gobierno sueco para la operación de las aeronaves, que ya se cuentan con las licencias necesarias, y se mencionaron capacidades de protección electrónica, aunque sin mayores detalles. Se aseguró que se utilizarán todas las capacidades industriales de SAAB, incluidas las instaladas en Brasil, para cumplir con el contrato, aunque el soporte se realizará en Colombia.

En conclusión, el SAAB Gripen todavía no es una realidad. Cualquier batacazo político o cambio de gobierno puede truncar las aspiraciones del pueblo colombiano de contar con un nuevo caza de superioridad aérea, aunque este autor desea de corazón que esta simple intención se convierta en un contrato que le dé un futuro estable a la Fuerza Aeroespacial Colombiana.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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