En los últimos días, la Oficina del Programa Conjunto (JPO) del F-35 ha informado que se logró poner en servicio a un nuevo y peculiar ejemplar de la variante A perteneciente a la Fuerza Aérea de EE.UU, mismo que fue denominado “Frankenjet” por integrar partes de dos cazas distintos en uno. Particularmente, se detalló que fue utilizado el morro del avión AF-27 para ser injertado en donde debería estar el del caza AF-211, ambos fuera de servicio hasta ahora a causa de sufrir accidentes importantes.

Cabe recordar que el proyecto “Frankenjet” inició en el año 2022, involucrando a personal del fabricante de las aeronaves, Lockheed Martin, de la mencionada JPO y del Grupo de Mantenimiento del Ala de Caza 388. A grandes rasgos, el objetivo es eficientizar el uso de recursos para evitar que un avión se deseche por completo cuando sólo una de sus secciones este inutilizada, lo que se ha logrado exitosamente en este caso. El F-35A de matrícula AF-27 estaba fuera de servicio desde ser protagonista de un incendio del motor en el año 2014, momento en el que operaba desde la Base Aérea de Eglin, mientras que el AF-211 había sufrido en 2020 una grave avería en su tren de aterrizaje delantero.
Todo el complejo trabajo que se realizó, tuvo su punto cúlmine durante el mes de enero de este año, cuando el avión modificado voló por primera vez desde la Base Aérea Hill (AFB), en el estado de Utah, hasta instalaciones de Lockheed Martin en Fort Worth (Texas). Tras casi dos meses de revisiones en la fábrica, el caza de quinta generación volvió a su asiento original el pasado 26 de marzo, pasando a integrarse al servicio activo.

Repasando algunas de las declaraciones tras lograrse dicho hito, ha de destacarse las palabras de Jeffrey Jensen, actual responsable de la variante F-35A: “Un testimonio del proceso desarrollado aquí es que el primer vuelo de la aeronave reconstruida se realizó al límite de su capacidad de rendimiento, y funcionó como si recién hubiera salido de la línea de producción inicial (…) Pronto, esta aeronave volverá a estar en servicio completo, lista para defender a este país, con un ahorro significativo en costos para los contribuyentes.”
Ampliando en algunos de los detalles publicados de forma oficial, resulta útil mencionar que el proceso de reparación tardó unos dos años y medio, siendo requerida una inversión de 11,7 millones de dólares para llevarse a cabo; casi 3 millones de dólares debajo del coste previsto originalmente. Si consideramos cuánto ha sido el ahorro para la Fuerza Aérea de EE.UU, el comunicado oficial de la JPO detalla un valor estimado de 63 millones de dólares, más de la mitad del coste de un ejemplar F-35A.
*Créditos de las imágenes: Capitán Nathan Poblete
Te puede interesar: Con el retiro definitivo de sus F-15C de Japón, la Fuerza Aérea de EE. UU. continúa con el despliegue y rotación de cazas F-16, F-15E, F-22 y F-35A en Kadena