Ante una nueva ola de violentos crímenes, que incluyen el asesinato de conductores de buses, pequeños comerciantes en mercados, taxistas y hasta cantantes de orquestas musicales, las Fuerzas Armadas de Perú fueron desplegadas nuevamente en Lima Metropolitana y el cercano puerto del Callao.

La orden, emanada del gobierno central, se enmarca en la declaratoria de emergencia de la capital peruana, que suspende los principales derechos ciudadanos con el objetivo de enfrentar a las bandas de sicarios y extorsionadores que parecen haberse multiplicado en los últimos días.
Patrullas armadas del Ejército, la Marina de Guerra y de la Fuerza Aérea, empezaron a ubicarse en sitios estratégicos de la ciudad, con el objetivo de brindar apoyo a la labor de la Policía Nacional del Perú, aparentemente superada por la delincuencia.

Asimismo, la Presidencia de la República ha implementado una sala de comando, denominada ‘Cuarto de Guerra de Seguridad Ciudadana’, desde donde el Poder Ejecutivo piensa realizar el seguimiento a las acciones tomadas por el Estado en esta nueva lucha contra el delito.
El ministro de Defensa, general (en retiro) Walter Astudillo, destacó la importancia de la planificación conjunta con la Policía Nacional para garantizar la seguridad de la población, asegurando la presencia militar en zonas críticas para fortalecer la seguridad y el orden interno.

“Una de las principales fortalezas de las Fuerzas Armadas es la planificación estratégica. Nos reunimos con anticipación para garantizar una intervención eficaz. Es fundamental recordar que nuestra labor es de apoyo a las operaciones policiales, en coordinación con las fuerzas del orden, gobiernos regionales y locales, y otras instituciones como el Ministerio Público y el Poder Judicial“, enfatizó.
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