A lo largo de los últimos meses, diversas iniciativas impulsadas conjuntamente por la Armada y la Fuerza Aérea de Estados Unidos se han focalizado en dotar a sus aviones de combate con una nueva generación de armamento de largo alcance. Uno de los más destacados es la adopción del nuevo misil anti-buque de largo alcance AGM-158 LRASM, el cual, según los últimos reportes, no será utilizado únicamente por aviones embarcados, sino también por cazas de la USAF, entre los que destacan los nuevos F-15EX Eagle II y, de acuerdo con información reciente, también los F-16 Fighting Falcon.

Según un requerimiento emitido por el Comando de Sistemas Aeronavales (NAVAIR), publicado en el sitio oficial de licitaciones del gobierno estadounidense, se indica la intención de “…entablar negociaciones exclusivas y, posteriormente, adjudicar una Orden de Entrega (DO, por sus siglas en inglés) de tipo Coste Más Honorarios Fijos (CPFF)” a Lockheed Martin, con el objetivo de “…brindar el soporte necesario para la integración y pruebas del misil AGM-158C-1 en la plataforma de aeronaves F-16. Este requerimiento incluye pruebas tanto de las interfaces Legacy como UAI del AGM-158C-1”.
El requerimiento, publicado el 17 de marzo y con fecha límite de respuesta fijada para el 1 de abril, revela que NAVAIR busca dotar a los cazas F-16 de la Fuerza Aérea de Estados Unidos con esta nueva capacidad antibuque, siguiendo una solicitud similar presentada a principios del pasado mes de enero para equipar a los nuevos cazabombarderos F-15EX Eagle II.

El AGM-158C LRASM es el nuevo misil antibuque desarrollado por Lockheed Martin para equipar a aviones de combate de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Su diseño se basa en el actual misil AGM-158B JASSM-ER, incorporando nuevas tecnologías furtivas, y está considerado como una solución intermedia (stop gap) mientras avanza el desarrollo del nuevo misil Offensive Anti-Surface Warfare (OASuW).
Su incorporación a un número cada vez mayor de plataformas de lanzamiento aéreo busca proporcionar a la Armada y la Fuerza Aérea de EE. UU. una capacidad altamente flexible, de largo alcance y apta para enfrentar amenazas marítimas de alto perfil.
Según los últimos reportes, Lockheed Martin ha completado recientemente nuevas pruebas de integración con cazas F-35B a principios del presente mes de marzo, las cuales se suman a las ya realizadas con bombarderos B-1B, cazas F/A-18 Super Hornet y aviones de patrullaje marítimo P-8 Poseidon; así como con F-35C en septiembre de 2024.



Por su parte, en lo que respecta a la futura integración y despliegue del misil en cazas F-16 de la Fuerza Aérea de EE. UU., esta iniciativa continúa una línea de esfuerzos similares realizados con misiles más antiguos. Sin ir más lejos, recientemente un F-16 Fighting Falcon del destacamento 3 del 53.º Grupo de Pruebas y Evaluación completó pruebas de integración con un misil de entrenamiento XATM-84N Harpoon Block II+.
Las pruebas con el mencionado misil Harpoon tuvieron como “…objetivo principal demostrar que la integración rápida de armamento en las plataformas de la Fuerza Aérea de EE. UU. puede lograrse de manera eficiente mediante la modificación de middleware, sin necesidad de realizar amplias actualizaciones en la aeronave”, según expresó el director del proyecto de integración rápida. Añadió además: “Esta prueba allana el camino para futuros proyectos en diversas plataformas y sistemas de armas, brindando a los líderes más opciones para la planificación operativa y de contingencia”.

Si bien no se hizo mención directa al nuevo LRASM, la alusión a futuros proyectos no hace más que resaltar el interés de la USAF en dotar a sus aeronaves actuales y futuras con armamento de mayor alcance, el cual ya no se limitaría a objetivos terrestres, sino que también apunta a blancos navales de superficie, frente a la eventualidad de un potencial conflicto de alta intensidad con China, teniendo como teatro de operaciones la región del Asia-Pacífico.
*Fotografía de portada empleada a modo de ilustración.
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