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¿Qué implica que Trump haya alivianado las reglas sobre los ataques aéreos que Estados Unidos puede realizar?

La administración de Donald Trump ha otorgado nuevas facultades a los comandantes militares de los Estados Unidos para aprobar ataques aéreos e incursiones contra combatientes enemigos sin necesidad de autorizaciones de alto nivel. La decisión marca un retorno a las políticas aplicadas durante su primer mandato, cuando se flexibilizaron las restricciones operativas para permitir una mayor libertad de acción en zonas de conflicto como Afganistán, Irak y Siria.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, confirmó los cambios mediante una breve publicación en redes sociales, validando un informe de CBS News que señalaba la implementación de estas nuevas directrices. Un funcionario del Departamento de Defensa, bajo condición de anonimato, indicó que los comandantes en el campo de batalla han recibido instrucciones en los últimos días para ejecutar operaciones sin requerir la aprobación previa del Pentágono o la Casa Blanca, eliminando así los protocolos establecidos durante la administración de Joe Biden.

Un bombardero furtivo B-2 Spirit de la Fuerza Aérea de Estados Unidos despega de una base de la Real Fuerza Aérea Australiana en Amberley, Australia, el 11 de septiembre. Foto: Sargento Whitney Erhart/Guardia Nacional Aérea de Estados Unidos/AP.

Esta medida responde a la intención de Trump de agilizar las respuestas militares frente a las amenazas terroristas. Brian Hughes, portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, afirmó que el mandatario “no dudará en eliminar a cualquier terrorista que esté conspirando para matar estadounidenses” y que su administración no permitirá que “la burocracia de la era Biden” frene las acciones de combate.

Mayor flexibilidad operacional y el impacto en la lucha antiterrorista

Históricamente, los presidentes estadounidenses han oscilado entre una mayor centralización de las decisiones militares y una mayor delegación de autoridad a los comandantes sobre el terreno. Durante la administración de Barack Obama, se implementaron reglas más estrictas para reducir el riesgo de víctimas civiles en los ataques aéreos, lo que resultó en procesos de aprobación más largos. Biden mantuvo en gran medida estos controles, aunque su administración también llevó a cabo múltiples ataques contra grupos yihadistas en Irak, Siria, Yemen y Afganistán.

Aviones de combate de EE. UU. despegan antes de atacar objetivos del grupo Estado Islámico en Somalia el 1 de febrero de 2025. Foto: US Africa Command via AP.

El reciente cambio de política se enmarca en un contexto de creciente actividad terrorista en Medio Oriente y África. En los últimos días, el Pentágono reconoció varios ataques, incluyendo un bombardeo en Somalia contra el grupo al-Shabab y una operación en Siria que eliminó a Wasim Tahsin Bayraqdar, un facilitador de alto rango de Hurras al-Din, organización afiliada a Al Qaeda.

La presencia del Estado Islámico sigue siendo una preocupación en diversas regiones, desde Afganistán hasta Yemen, mientras que Irán continúa representando una amenaza para los intereses estadounidenses en Oriente Medio. Un informe de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional advirtió que Teherán mantiene planes para atacar a funcionarios estadounidenses en represalia por la muerte del general Qasem Soleimani en 2020.

Debate sobre las implicancias estratégicas de la nueva política

Si bien la decisión de Trump ha sido bien recibida por sectores que abogan por una respuesta más rápida y letal contra grupos extremistas, también ha generado críticas sobre los riesgos de una política militar menos controlada. Bradley Bowman, exoficial del ejército y analista de la Fundación para la Defensa de las Democracias, argumentó que reducir el tiempo entre la detección de una amenaza y la acción puede salvar vidas, pero advirtió que se deben establecer guías operativas y éticas claras para evitar errores estratégicos.

Esta foto fue proporcionada por el Comando de África de Estados Unidos, el ejército estadounidense lleva a cabo ataques aéreos coordinados contra operativos del Estado Islámico en Somalia el sábado. Foto: AP/U.S. Africa Command

Jason Dempsey, exoficial del ejército y miembro del Centro para una Nueva Seguridad Estadounidense, criticó la medida al considerar que la eliminación de terroristas no siempre resuelve el problema a largo plazo. En su opinión, la falta de un enfoque más amplio para abordar el extremismo puede generar hostilidad hacia Estados Unidos y alimentar nuevos ciclos de violencia.

El ajuste en las reglas de combate también refleja un cambio en la percepción de las amenazas tras el ataque de Hamás a Israel en octubre de 2023, que reavivó las preocupaciones sobre la seguridad de Occidente frente a grupos extremistas. En este contexto, la administración Trump busca posicionar a Estados Unidos en una postura más agresiva contra el terrorismo, aunque la efectividad de esta estrategia dependerá de su implementación y de su impacto en el equilibrio geopolítico global.

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