Las Armadas de Irán, Rusia y China han iniciado una nueva serie de maniobras militares conjuntas en el norte del océano Índico, un ejercicio denominado Cinturón de Seguridad 2025, que tiene como objetivo fortalecer la cooperación trilateral en materia de defensa y reforzar la seguridad marítima en una región estratégica.
El ejercicio, organizado por la Armada iraní, se desarrolla en las proximidades del puerto de Chabahar, en el sureste de Irán. En estas maniobras participan buques de guerra, embarcaciones de combate y unidades logísticas de las tres naciones, así como la Fuerza Naval del Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica (IRGC). Además, contará con la supervisión de observadores de países como Azerbaiyán, Sudáfrica, Omán, Kazajistán, Pakistán, Qatar, Irak, Emiratos Árabes Unidos y Sri Lanka.

Objetivos estratégicos y operativos
Las maniobras de Cinturón de Seguridad 2025 buscan mejorar la interoperabilidad entre las fuerzas navales de los países participantes, promover la estabilidad en la región y demostrar capacidad de respuesta ante diversas amenazas marítimas. Dentro de los ejercicios previstos se incluyen prácticas de seguridad para el comercio marítimo internacional, operaciones contra la piratería y el terrorismo, rescates en el mar y simulaciones de combate naval.
De acuerdo con el Ministerio de Defensa de China, estas operaciones están diseñadas para “fortalecer la confianza militar mutua y fomentar la cooperación pragmática entre las fuerzas navales involucradas”. Entre las actividades programadas se destacan simulacros de ataque a objetivos marítimos, control de daños y ejercicios conjuntos de búsqueda y rescate.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso ha enfatizado la importancia de este ejercicio como una herramienta para reforzar la seguridad colectiva en aguas internacionales y consolidar la presencia militar de Moscú en la región.
Contexto geopolítico
El desarrollo de Cinturón de Seguridad 2025 ocurre en un momento de alta tensión en Medio Oriente, marcado por el conflicto entre Israel y Hamás, la escalada de hostilidades en la región del Mar Rojo y las crecientes fricciones entre Occidente y el eje conformado por Irán, Rusia y China.
Para Teherán, estos ejercicios representan una oportunidad para exhibir su poder naval y demostrar su capacidad de cooperación con potencias militares clave. Al mismo tiempo, Moscú y Pekín refuerzan su presencia en una zona estratégica fundamental para las rutas comerciales globales y las dinámicas de seguridad internacional.
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