En el marco de la competencia de fabricantes por adjudicarse un contrato de la Armada de EE.UU. para el desarrollo de su caza de sexta generación, fue deslizado recientemente que Lockheed Martin habría sido apartada del proceso, considerando que su oferta presentada no logró satisfacer los requerimientos de la institución. Por lo pronto, la licitación para futuro caza conocido actualmente como F/A-XX tendría ya a sus dos últimos competidores, tratándose de las compañías estadounidenses Northrop Grumman y Boeing.
La noticia fue dada a conocer por el medio especializado Breaking Defense, el cuál afirma que fuentes familiarizadas con el proyecto han confirmado que el reemplazante de los actuales aviones F/A-18 y E/A-18 utilizados por la Armada estadounidense no serían fabricados por la mencionada compañía, sin brindar mayores detalles respecto de cuando se ha tomado la decisión de apartarla de la licitación. Tanto para Northrop Grumman como para Boeing, se trata de una competencia de enorme relevancia que ahora deben definir, considerando que para la primera de ellas sería el primer acuerdo por aviones caza logrado con la fuerza desde la selección de su F-14 Tomcat, mientras que para la segunda está en juego su división de cazas; la cuál ha recibido importantes inversiones en sus instalaciones previendo la selección de su candidato.

Para Lockheed Martin, empresa que se ha adjudicado buena parte de las licitaciones importantes de adquisición de aeronaves furtivas en los EE.UU. (casos del F-117, el F-22 y el F-35), la novedad ha representado sin dudas un golpe, aunque no por ello letal para sus aspiraciones de desarrollar aeronaves de sexta generación. Cabe considerar en dicho sentido, que la empresa se mantiene como una de los principales candidatas para ser quién desarrolle el futuro caza NGAD de la Fuerza Aérea de EE.UU., programa que se lleva a cabo de forma independiente a aquel que tracciona la Armada.
Recogiendo declaraciones de John Phelan, quién fuere elegido para el puesto de Secretario de la Marina por la nueva administración estadounidense, el F/A-XX será un: “avión de próxima generación, que ofrece avances significativos en alcance operativo y capacidad dentro de entornos disputados (…) tiene como objetivo permitir que los grupos de ataque de portaaviones superen a los adversarios mientras mantienen el dominio aéreo naval.” Poco más se conoce respecto de las cualidades del próximo caza de la Armada, con la excepción de que contará con una estructura, sistemas de propulsión y propósitos diferentes al sistema NGAD de la Fuerza Aérea.
Cabe mencionarse también, que al igual que la Fuerza Aérea, la Armada estadounidense enfrenta dificultades presupuestarias para sostener como quisiera el desarrollo de su caza de sexta generación, teniendo en cuenta las limitaciones impuestas por la Ley de Responsabilidad Fiscal y la necesidad de invertir en otras prioridades de la institución a corto plazo. Tal es así, que en su solicitud de presupuesto para el año fiscal 2025, la US Navy decidió reorientar cerca de mil millones de dólares originalmente destinados al desarrollo del F/A-XX a otros programas. Se espera, sin embargo, que se pueda seleccionar a un candidato este mismo año.
En relación con ello, resulta útil recordar que la Fuerza Aérea estadounidense ha determinado que su propio programa NGAD debía suspenderse por el momento, a la espera de poder evaluar con profundidad los gastos cada vez más altos asociados al programa. Como desarrollamos durante el mes de octubre, ello puede observarse en los costes unitarios previstos para cada caza al momento previo de la decisión, entre 200 y 300 millones de dólares estimados, en comparación con los 100 millones que se ha establecido como tope pretendido; equiparándolo al coste de un F-35. Contrario al caso de la Armada, no existe aún un compromiso público respecto de la continuidad del programa, manteniéndose la USAF a la espera de una decisión del ejecutivo estadounidense.
*Imágenes empleadas a modo ilustrativo
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