La pretemporada de la Fórmula 1 es mucho más que simples vueltas en pista. En las pruebas de Bahréin, que concluyeron este viernes, cada equipo recopiló millones de datos a través de sensores estratégicamente ubicados en los monoplazas.
Elementos como los rake aero –estructuras con mallas de sensores montadas en los laterales del auto– y las parrillas pitot permitieron medir con precisión el flujo de aire y la carga aerodinámica en distintas configuraciones. Este proceso recuerda a las pruebas que se realizan en la industria aeroespacial, donde el análisis de datos es crucial antes de cada misión.
El efecto suelo en la Fórmula 1 vs. las vibraciones en el despegue
Uno de los aspectos clave de estas pruebas es la evaluación del porpoising, un fenómeno aerodinámico provocado por el efecto suelo que genera un “rebote” incontrolado en el auto. En 2022, este problema afectó a varias escuderías, comprometiendo el rendimiento y la seguridad de los pilotos.
Con el uso de acelerómetros y sensores de presión, los equipos pudieron medir las oscilaciones del chasis y ajustar la rigidez de la suspensión para minimizar este efecto.
De forma similar, en la exploración espacial, los ingenieros evalúan cómo vibraciones y cargas aerodinámicas afectan a las naves durante el lanzamiento y la reentrada. Así, pueden ajustar las estructuras y materiales para evitar problemas estructurales.
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La gestión térmica
Otro punto clave en las pruebas fue la gestión térmica. En Bahréin, los equipos analizaron el comportamiento de los frenos y el sistema de refrigeración de las unidades de potencia. Para ello, se utilizaron cámaras térmicas y termopares en los conductos de refrigeración, una técnica que también es fundamental en el diseño de naves espaciales.
En vehículos como la cápsula Crew Dragon o el Starship de SpaceX, los sistemas de gestión térmica son críticos para evitar el sobrecalentamiento en la reentrada a la atmósfera.
Túneles de viento
Además, las pruebas aerodinámicas realizadas en el pre-season testing tienen un paralelismo con los estudios en túneles de viento y simulaciones computacionales usadas en la industria aeroespacial.
Las escuderías llevaron a Bahréin configuraciones experimentales de alerones delanteros y pontones para evaluar su eficiencia en la pista. Este proceso es similar a cómo las compañías espaciales prueban diseños de escudos térmicos y superficies aerodinámicas para optimizar el rendimiento de sus vehículos en distintas atmósferas planetarias.
En definitiva, aunque la Fórmula 1 y la exploración espacial operan en contextos muy distintos, ambas dependen del análisis de datos en tiempo real para perfeccionar sus diseños y alcanzar el máximo rendimiento. Ya sea en la pista de Bahréin o en el lanzamiento de un cohete, la tecnología y la precisión siguen siendo las claves del éxito.
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