La reciente compra de la compañía Telefónica Argentina por parte de Telecom, perteneciente al Grupo Clarín, ha encendido las alarmas sobre un posible oligopolio en el sector. El empresario e inversionista mexicano, David Martínez, consolida su influencia en Argentina y posee un 40% de participación en Telecom a través de Fintech.
En este contexto, Telecom puede llegar a controlar hasta el 70% del mercado argentino. La compra de Telefónica, por un monto de 1.245 millones de dólares, llevó a pensar si el Ente Nacional de Comunicaciones (Enecom) podrá tener una intervención firme en materia de responsabilidades.
¿Quién es David Martínez, principal inversionista?
Nacido en Monterrey, México, Martínez comenzó a tener una mayor presencia en Argentina a partir de 1994 cuando compró bonos gubernamentales por $834 millones. Empezó a adquirir participaciones significativas en compañías locales como Cablevisión, que luego se fusionó con Telecom en 2013. Así se consolidó una de las compañías de telecomunicaciones más grandes de Latinoamérica.
También mantuvo intereses en otros países, considerando que en 2024 adquirió un 7,8% del Grupo Televisa, líder de contenido audiovisual en idioma español. Pero en Argentina encendió las alarmas en todos los niveles, principalmente porque el control de Martínez y Grupo Clarín plantea interrogantes sobre competencia desleal en el sector.
La proyección de intereses personales en Argentina
Además de su posicionamiento en el sector de las telecomunicaciones, el inversionista mexicano comenzó a proponer sus intenciones de invertir en la energía renovable de Argentina. Actualmente posee un 25% de Genneia, principal empresa argentina del área.
La diversificación de sus inversiones llevó a Martinez a posicionarse también en este otro sector. Según la composición accionaria de Genneia, Fintech Energy LLC (propiedad de él) es el segundo inversor más grande, detrás de Argentum Investments LLC.
Sus objetivos de proyectar nuevos intereses en el país convierten a Martínez en un activo crucial, principalmente por la capacidad de aumentar su poder e influencia en Argentina. En este contexto, el gobierno nacional deberá prestar atención a vigilar y regular efectivamente estos movimientos, buscando garantizar el funcionamiento de un mercado “justo y competitivo” bajo los parámetros de la administración de Milei.
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