Tras meses de constantes advertencias por parte de los servicio de inteligencia de Ucrania y occidentales, Rusia inició el 24 de febrero del 2022 lo que posiblemente fue una de las invasiones más anunciadas del siglo XXI. Sin embargo, la magnitud y amplitud de la ofensiva de Moscú se materializó con diversos ejes de avance, llegando incluso a poner en riesgo a Kyiv.
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En los primeros minutos de la madrugada del 24 de febrero del 2022, las fuerzas armadas rusas dieron los primeros pasos de una campaña militar que no tardaría en convertirse en una extensa y agotadora misión para la anexión de territorios ucranianos. Lo que fue considerada una operación especial que no se extendería por más de una semana, no tardó en convertirse en una picadora de carne, exponiendo debilidades y fortalezas de ambos bandos y sus aliados.
Durante la primera fase de la invasión del 24 de febrero, las Fuerzas Armadas de Rusia concentraron sus esfuerzos en los principales nodos del sistema de defensa ucraniano: bases aéreas, navales y aeropuertos tales como Borýspil, Ozernomu, Kulbakinomu, Chuguev, Kramatorsk, Chornobayivtsi y Ochakiv, aeródromos, bases del ejército y guardia nacional, centros de comando y control, depósitos y polvorines.
Para esta primera oleada de ataques, Rusia desplegó la capacidad de ataque de precisión a larga distancia que ofrecían los sistemas tales como misiles crucero 3M-54 Kalibr, Kh-555 y KH-101, así como misiles balísticos de corto alcance 9K720 Iskander. A los fines de aferrar y saturar las defensas ucranianas, principalmente en el frente oriental (Donbás), las fuerzas terrestres rusas dieron un uso extensivo a sistemas de artillería de cohetes, tales como los BM30 Smerch, BM-27 Uragan y BM-21 Grad, así como a la artillería de tubo (remolcada y autopropulsada). Pese a esta aplastante superioridad de fuego, las defensas ucranianas ralentizaron el avance ruso, cediendo terreno a razón de infligir considerables bajas a las fuerzas invasoras.
Sin embargo, la magnitud de las fuerza rusas, sumado a los diversos ejes de avances, permitieron notables avances en la primera jornada de la invasión: desde el Norte, fuerzas provenientes desde Bielorrusia; desde el este, partiendo desde Donetsk y Luhansk; y por último, desde Crimea al sur con dos ejes de ataque: el primero con dirección hacía Melitopol, eje hacia Mariúpol, y hacia Jerson, previo cruce del Río Dniéper.
Entre algunas de las operaciones realizadas el 24 de febrero del 2022, vale destacar el asalto aéreo contra el aeropuerto de Hostómel. Este golpe de mano tuvo como objetivo la captura del aeródromo, el cual sería utilizado como cabeza de playa para el despliegue posterior de tropas aerotransportadas.
A plena luz del día, bajo un intenso fuego de artillería antiaérea y acechados por cazas ucranianos, los helicópteros rusos lograron penetrar el dispositivo defensivo ucraniano, infiltrando considerables fuerzas de la VDV (unidades aerotransportadas) en Hostómel. Esta acción se concretaría pese a las severas pérdidas sufridas a manos de las defensas locales, las cuales tuvieron que replegarse para ordenarse y lanzar una nueva ofensiva.
El aeródromo de Hostómel y alrededores sería capturado por las fuerzas rusas, pero la falta de personal y medios impidieron a las fuerzas invasoras alcanzar sus objetivos, entre ellos, poner en riesgo a Kyiv. Con el paso de los meses, las fuerzas aerotransportadas rusas sufrirían severas pérdidas en esta batalla, debiendo replegarse a fines de marzo del 2022 en lo que fue una de las grandes primeras victorias de Ucrania.
Ofensiva desde Bielorrusia
Parte de las fuerzas terrestre rusas iniciaron su avance desde el norte, con dirección sur, provenientes de Bielorrusia. Esto incluyó acciones que derivaron en la capturas de la planta nuclear de Chernóbil. Mikhail Podolyak, por entonces asesor del jefe de la Oficina del Presidente de Ucrania, indicó que “…después de una feroz batalla, se perdió nuestro control sobre el sitio de Chernóbil. Se desconoce el estado de las instalaciones de la antigua planta de energía nuclear…”.
Otro punto crítico durante la primera jornada de la invasión fue Járkov, la segunda ciudad más importante de Ucrania. Pese al rápido avance de las Fuerzas Terrestres Rusas sobre esta urbe, situada a escasos 30 kilómetros de la frontera con Rusia, la resistencia de las fuerzas locales resultó clave para evitar la caída de la ciudad. Este bastión ucraniano posteriormente serviría como cabeza de playa para una contraofensiva meses más tarde, acción que tomó por sorpresa a las fuerzas rusas y que se saldó con la recuperación de territorio y considerables bajas para Moscú.
La primera jornada de la invasión también vio rápidos avances en el sur, con dos ejes bien marcados: uno de ellos hacia el río Dniéper, con la intención de realizar un cruce para avanzar sobre la ciudad de Jerson; otro eje del avance desde Crimea se dio con dirección a la ciudad de Melitopol, ubicada en el sudeste de Ucrania, ofensiva con objetivo final a la ciudad de Mariúpol.
Rusia también procuró establecer su superioridad en el Mar Negro, objetivo para la cual se capturó a la pequeña isla de la Serpientes, a escasos kilómetros de la costa de Rumania. Pese a su insignificante valor militar atento la reducida guarnición ucraniana, la isla serviría como una posición adelantada de vigilancia, además de permitir coordinar ataques y dejar abierta la puerta para una potencial invasión anfibia de Odesa, tal como se había previsto en los planes iniciales.
Vale destacar que la Isla de las Serpientes y el Mar Negro se convertirían en un limitado pero encarnizado campo de batalla aeronaval, donde las fuerzas rusas terminaría derrotadas con el paso de los meses, debiendo abandonar a la isla y cediendo el control de las aguas del Mar Negro ante la amenaza de los drones marítimos y misiles anti-buque ucranianos.
El inicio de una nueva era
El 24 de febrero del 2022 quedará marcado como una fecha histórica, ya que no solo atravesó los rumbos de Rusia y Ucrania, sino que también lo hizo con el resto del mundo. El paso de los meses no solo vería la conformación de una coalición aliada en favor de Ucrania, sino que también aparecería actores como Irán y Corea del Norte, en ayuda de Moscú.
Actualmente se viven jornadas impensadas hace meses, con Estados Unidos casi desconociendo su apoyo a Ucrania, con una Europa obligada a movilizarse para su defensa, Moscú creyéndose casi victorioso y China expectante.
Lejos de apreciarse un final, el conflicto en Ucrania marcará un antes y un después, con consecuencias aún impredecibles.
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