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A tres años de la guerra entre Rusia y Ucrania, el detalle de quienes más aportaron en términos de ayuda financiera y militar

Durante los tres años de conflicto en Ucrania, la ayuda militar y financiera proveniente de los países occidentales ha alcanzado niveles sin precedentes, pero también ha generado un creciente cansancio entre sus propios gobiernos, quienes no pueden asegurar el flujo de fondos una vez que la guerra finalice. Ya en el artículo publicado por Escenario Mundial en diciembre de 2023, se señalaba que algunos aliados se mostraban reacios a seguir destinando enormes sumas a la nación invadida por Rusia. Ahora, posteriores análisis ponen en evidencia la magnitud y las implicancias del financiamiento occidental en el conflicto.

En aquel artículo, se planteó que “quizás, el enfrentamiento directo entre dos potencias, que no fue posible durante 70 años, termina siendo mucho más costoso y muchísimo menos rentable políticamente de lo que parecía en pleno siglo XX“. El paso del tiempo lamentablemente le ha dado la razón a numerosos analistas internacionales, que vieron desde un principio que la guerra librada en territorio ucraniano era un barril sin fondo de ayuda financiera que en algún momento fue considerada “ilimitada” y “sin restricciones”.

Ukrainian servicemen ride on a fighting vehicle outside Kyiv, Ukraine, Saturday, April 2, 2022. As Russian forces pull back from Ukraine’s capital region, retreating troops are creating a “catastrophic” situation for civilians by leaving mines around homes, abandoned equipment and “even the bodies of those killed,” President Volodymyr Zelenskyy warned Saturday. (AP Photo/Vadim Ghirda)

Según un informe de El Grand Continent, el fin de la ayuda militar a Ucrania podría encarecer enormemente la defensa de Estados Unidos. Se estima que, para hacer frente a una Rusia fortalecida, con una frontera que se extendería por 4.200 kilómetros más frente a la OTAN (considerando que tomen control efectivo de la región del Donbás), Washington tendría que invertir, en promedio, unos 160.000 millones de dólares adicionales al año, lo que se traduce en un incremento total de hasta 800.000 millones de dólares en defensa durante cinco años. Esta cifra contrasta notablemente con los 17.000 millones de dólares recaudados en el año fiscal 2023, de los cuales Kiev fue el mayor beneficiario del programa de financiamiento militar, evidenciando la desproporción entre la ayuda ya entregada y el costo potencial de una derrota ucraniana.

Ayuda exterior proporcionada por Estados Unidos para el resto del mundo, con Ucrania a la cabeza. Fuente: el Grand Continent con información de USAID.

Por otro lado, la ayuda militar de los países occidentales ha sido fundamental para sostener la capacidad defensiva de Ucrania, aunque la suspensión temporal de ciertos pagos, como la pausa de 90 días ordenada por Trump en enero, que afectó los fondos del Departamento de Estado y USAID, puso de relieve las tensiones internas en Washington sobre la continuidad de ese financiamiento. A pesar de ello, programas como la Presidential Drawdown Authority (PDA) han permitido que se destinen aproximadamente 4.000 millones de dólares, aunque sin que se haya dejado claro si se utilizarán para enviar equipos y municiones de manera efectiva.

La información de DW y del Instituto Kiel para la Economía Mundial (IfW) desglosa la contribución de los distintos países en términos de apoyo financiero hacia Ucrania, siendo Estados Unidos el mayor proveedor, comprometido con más de 119.200 millones de dólares en ayuda, seguido de Alemania, con 18.000 millones de euros, y el Reino Unido, que suma aproximadamente 15.400 millones de euros en total. Otros países como Dinamarca, Países Bajos, Noruega, Polonia, Canadá y Suecia han aportado cifras que, aunque menores, evidencian un compromiso diverso y coordinado de la alianza OTAN.

En diciembre de 2023, ya se discutió en Escenario Mundial que “un ciudadano europeo que trabaja en una churrería en Madrid le estaba pagando a través de sus impuestos el mantenimiento, la munición y la preparación militar del material enviado por el Pentágono a Ucrania, viendo una nula retribución en avances estratégicos y con un coste en vidas humanas cada vez mayor“. Casi un año y medio después, el estancado conflicto agotó la paciencia política de los líderes occidentales, que comenzaron a analizar con mayor detenimiento las encuestas de opinión que demuestran el cansancio y la impopularidad de la continuación de la guerra. Normalmente, no hay político más eficiente y popular que político en campaña.

Ayuda militar total hacia Ucrania, desglosada en monto total en términos militares, financieros y humanitarios. Fuente: Statista.

Esta ayuda, que abarca desde sistemas de defensa aérea hasta equipos antimisiles y vehículos blindados, ha beneficiado no solo a Ucrania, sino particularmente también a la base industrial de defensa de Estados Unidos, estimulando inversiones que ascienden a decenas de miles de millones de dólares. Sin embargo, muchos analistas advierten que la ayuda militar representó solo el 14% del coste total que Estados Unidos tendría que asumir en caso de una victoria rusa, lo que pone en perspectiva la magnitud del financiamiento ya entregado.

En aquel entonces, Escenario Mundial había planteado la posibilidad de que “primeramente, en Estados Unidos se están respirando aires de cambio gubernamental, el crecimiento en las encuestas por parte del Partido Republicano encabezado por Donald Trump vislumbra un escenario político sumamente polarizado para las próximas elecciones de 2024. En caso de triunfar el expresidente, es muy probable que se apele a la negociación con Rusia para cederle los territorios a cambio de que Ucrania ingrese o a la OTAN, o a la Unión Europea.” Hoy, casi como si de tener una bola de cristal se tratara, el principal plan de la administración Trump tiene como punta de lanza cederle los territorios ocupados a Rusia, crear una zona desmilitarizada en la frontera, y finalmente que Europa, en conjunción con empresas privadas, financien la reconstrucción de Ucrania, probablemente con vistas a una posible membresía en la Unión Europea. Evidentemente, el análisis realizado no distó del actual desenlace.

El agotamiento de la ayuda, sumado a la incertidumbre sobre las futuras asignaciones, el desenlace de la guerra y la presión política interna, plantea la posibilidad de que, a mediano plazo, Occidente se vea forzado a revaluar su compromiso con Ucrania, particularmente en la posguerra. Este escenario tendría fuertes implicancias en la seguridad y estabilidad de toda Europa, al enfrentar la posibilidad de una Rusia aún más fortalecida que podría desencadenar una carrera armamentista sin precedentes en el continente, aunque, tras las enormes pérdidas en términos de material y vidas humanas, esta opción no sería la más probable en el corto plazo.

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