La internacionalización de empresas, e incluso las organizaciones, dependen en gran medida de la política internacional, y por consiguiente de la política exterior. Las restricciones al gobierno global, se derivan de un cambio estructural sobre cómo se relacionan los países. Considero clave pensar que hoy, cualquier empresa, debe mirar al fenómeno político global para tomar sus decisiones. El foco de este artículo está en las empresas PyMEs de latinoamérica, pero los problemas derivados de la crisis de la globalización afecta a todos los países por igual.
Como mencionamos en el artículo anterior, la visión estadounidense es la opuesta a la europea. La UE apuesta fuerte a la globalización, mientras que los EE.UU. retoma su agenda proteccionista. Sin embargo, las empresas norteamericanas y europeas, ¿qué decisión deben apostar a futuro? La respuesta final implica riesgo, y este riesgo es aún más volátil que en años anteriores. Una gran multinacional tendrá la cintura económica y política para esquivar los giros de 180° grados de cualquier gobierno. Pero el problema lo tienen las PyMES, y particularmente las latinoamericanas.
Un arancel de Donald Trump para determinada posición arancelaria que venda una PyME latinoamericana a los EE.UU, derrumba años de esfuerzo en cumplir con normativas y armado del circuito comercial de exportación o importación. Respecto a las importaciones latinoamericanas de los EE.UU, el hecho que Trump imponga aranceles implica que los gobiernos regionales responderán con medidas similares, o negociarán.

Asesores contables, legales, optimización de la producción, rediseño del packaging, organización logística, costos impositivos y certificaciones requieren mucho tiempo y esfuerzo. Incluso, muchas empresas PyMEs se endeudan para afrontar los costos de la exportación o importación. Cualquier planificación, por lo mejor que sea, puede resultar en nada si el sistema político internacional cambia su rumbo. Aquí surge otro interrogante: ¿cómo es el panorama para los servicios?
La CEPAL destacó en su informe sobre las “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe” que los servicios implican una gran oportunidad para el comercio regional. Respecto al comercio internacional de servicios, el MERCOSUR y Costa Rica son los que mejor se encuentran posicionados para la internacionalización que no sean transporte o turismo. De todos modos, los canales comerciales siguen dependiendo de referidos, o bien de un partner en algún mercado importante como los EE.UU o la UE. Se pierde ese partner, y la empresa entra en jaque.
De acuerdo con la Organización Mundial del Comercio, los servicios modernos que experimentaron el mayor crecimiento en 2023 fueron los seguros (17%), los servicios de informática (10%) y los servicios de información (10%). En el caso de los seguros, el incremento en las primas se debe a un entorno global caracterizado por desafíos como conflictos geopolíticos, enfermedades, problemas logísticos y desastres naturales frecuentes. Por otro lado, la expansión de las exportaciones en el sector de informática ha sido impulsada por la creciente demanda de software, soluciones en la nube y servicios de ciberseguridad, además del aumento del tráfico web. En varias economías de la región, este tipo de exportaciones ha superado un crecimiento interanual del 20 % según la OMC durante el 2023.
La ventaja de la exportación de servicios, es su fácil adaptabilidad a los cambios macroeconómicos. Sin embargo, las empresas de la región necesitan fortalecer sus capacidades para readaptar rápidamente sus estrategias comerciales ante los cambios políticos. De manera similar, un acuerdo de doble tributación o tax credit mejoraría notablemente las exportaciones de servicios entre distintos países. Pero, si una empresa de software de análisis de datos tiene un partner importante en la Unión Europea, cualquier cambio de normativa puede generar serios problemas operativos para mantener sus negocios.

Hoy más que nunca, el mundo exige a las PyMEs tener cautela a la hora de exportar. Es necesario tener siempre alternativas sobre la mesa. Distintos proveedores logísticos, una cartera de partners diversificada en varios países o rubros, estudios de mercado en países no tradicionales, y ser muy cautelosos respecto a la capacidad de endeudarse para optimizar el circuito exportador. La asociatividad exportadora, con consorcios de empresas de bienes, y potencialmente de servicios, son medidas más que interesantes para aplicar y no salir solo al mundo.
Quien sepa leer de manera acertada los movimientos políticos globales, y tenga un poco de suerte, podrá obtener los mejores rendimientos de la internacionalización. Para el resto, se debe tener una buena planificación de potenciales escenarios riesgosos para la estrategia internacional, y medidas de contingencia para mitigar los efectos adversos.
El mundo de Trump, Putin, Xi Jinping y la UE parece ser regional, y con potenciales choques a nivel global. Esos choques globales tenderán a sacudir los mercados, y ahí es donde es clave un buen diagnóstico del corto y mediano plazo. ¿A largo plazo? Este mundo de multi-crisis hace difícil dar un escenario realista para más de 5 años, principalmente para los dueños o socios de las PyMes de bienes y servicios latinoamericanas. Pero si operan con cautela, y siempre auditando el proceso de internacionalización y la política global, será una muy buena fuente de negocios en el extranjero.
Te puede interesar: Cómo los nuevos aranceles de Trump a las importaciones de acero y aluminio afectan a la industria argentina