Este martes 4 de febrero, Blue Origin llevó a cabo el vuelo número 29 de su propulsor reutilizable New Shepard. Además, concretó su 14ª misión de carga útil desde el Sitio de Lanzamiento One, en el oeste de Texas.
Las dos etapas del New Shepard, un propulsor y una cápsula, se separaron con éxito unos 2,5 minutos después del despegue.
Por un lado, el propulsor regresó a la Tierra para un aterrizaje vertical en una plataforma de aterrizaje casi ocho minutos después del despegue.
Por el otro, la cápsula hizo lo mismo con un aterrizaje asistido por tres paracaídas unos 10 minutos después del lanzamiento.
Sin embargo, uno de los tres paracaídas pareció no abrirse completamente durante el descenso, aunque la compañía remarcó que la cápsula fue diseñada para aterrizar de manera segura con menos de tres.
Un experimento especial
La misión se destacó porque Blue Origin logró que las 30 cargas útiles que llevaba a bordo experimentaran, durante aproximadamente dos minutos, fuerzas gravitatorias lunares.
Específicamente, la cápsula de tripulación utilizó su sistema de control de reacción para girar hasta aproximadamente 11 revoluciones por minuto, simulando una sexta parte de la gravedad de la Tierra.
El vuelo transportó 30 cargas útiles de la NASA, instituciones de investigación y empresas comerciales, lo que elevó el número de cargas útiles voladas en New Shepard a más de 175.
“La capacidad de New Shepard para proporcionar un entorno de gravedad lunar es una capacidad extremadamente única y valiosa a medida que los investigadores fijan su mirada en un regreso a la Luna”, remarcó Phil Joyce, vicepresidente senior de New Shepard.
“Esto permite a los investigadores probar tecnologías lunares a una fracción del costo, iterar rápidamente y volver a probar en un período de tiempo significativamente comprimido”, agregó.
Algunos expermientos
Según Blue Origin, las tecnologías a bordo se pueden agrupar en seis categorías principales.
“Utilización de recursos in situ, mitigación de polvo, sistemas habitacionales avanzados, sensores e instrumentación, tecnologías de naves espaciales pequeñas y entrada, descenso y aterrizaje”, detalló.
Entre los experimentos de la NASA se destaca el proyecto Electrostatic Dust Lofting. Este investigó “cómo el polvo lunar se carga eléctricamente y se eleva cuando se expone a la luz ultravioleta”.
Por otro lado, la investigación Combustión Lunar-g estudió “cómo los materiales se incendian en la gravedad de la Luna en comparación con la de la Tierra”.
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