Con Donald Trump como nuevo presidente de Estados Unidos, una de las preguntas clave que ha emergido es el rol que desempeñarán las Fuerzas Armadas en los próximos cuatro años. Las recientes declaraciones del mandatario han generado amplio debate, al sugerir cambios significativos en las prioridades de seguridad y defensa del país. Ahora, como Comandante en Jefe y 47º presidente de la nación, Trump comienza a definir las directrices que marcarán su mandato.
Semanas antes de asumir, Trump dejó clara su postura en temas controvertidos como el posible uso de la fuerza militar para obtener territorios como Groenlandia y el Canal de Panamá, justificándolo por razones de “seguridad económica”. Estas afirmaciones generaron alarma en la comunidad internacional y reavivaron el debate sobre el papel que jugarán las Fuerzas Armadas bajo su liderazgo, considerando que Estados Unidos mantiene una de las estructuras militares más poderosas del mundo. Pero por otro lado, también se mostró a favor de frenar la guerra en Ucrania y a tratar de llegar a una acuerdo entre las partes.
“No voy a iniciar una guerra (…) Voy a detener las guerras”, declaró Trump tras su victoria electoral en 2024, insinuando una política exterior más orientada hacia la contención que hacia la agresión. Sin embargo, durante su discurso inaugural como presidente, reafirmó: “Como Comandante en Jefe, no tengo mayor responsabilidad que defender a nuestro país de amenazas e invasiones, y eso es exactamente lo que voy a hacer”.
Poco después, en un mensaje dirigido a las tropas, el presidente agregó: “Mediremos nuestro éxito no solo por las batallas que ganemos, sino también por las guerras que terminemos y, quizá lo más importante, las guerras en las que nunca nos involucremos. Se llama ‘paz a través de la fuerza’. No tendremos que luchar en las guerras”.
Una nueva orden ejecutiva
En su primer día como presidente, Trump firmó una orden ejecutiva que instruye al Comando Norte de Estados Unidos (NORTHCOM) a elaborar un plan para desplegar tropas en la frontera sur. Este despliegue tendría como objetivo enfrentar “formas de invasión, incluida la migración masiva ilegal, el tráfico de estupefacientes, el tráfico y la trata de personas y otras actividades delictivas”.
La orden destaca la preocupación del mandatario por proteger la soberanía territorial de Estados Unidos, declarando que “las amenazas contra la soberanía de nuestra nación continúan hoy, y es esencial que las Fuerzas Armadas sigan participando firmemente en la defensa de nuestra integridad territorial y soberanía”. Aunque no se especificó cuántos efectivos serán desplegados ni si provendrán del servicio activo, la reserva o la Guardia Nacional, la medida reafirma una promesa de campaña de Trump.
El documento también señala: “Las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos han desempeñado un papel de larga data y bien establecido en la protección de nuestras fronteras contra amenazas de invasión, incursiones ilegales de ciudadanos extranjeros y otras actividades criminales transnacionales que violan nuestras leyes y amenazan la paz y la tranquilidad de la nación”.
Con estas primeras decisiones, la administración Trump apunta a consolidar una estrategia de defensa enfocada en la seguridad interna, dejando entrever un mandato en el que las Fuerzas Armadas podrían desempeñar un papel central en la aplicación de sus políticas de soberanía y control fronterizo. En este contexto, el enfoque de “paz a través de la fuerza” podría marcar una era en la que las prioridades militares se centren tanto en la prevención de conflictos externos como en la protección y fortalecimiento del territorio nacional.
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