Lockheed Martin aprobó el uso de combustible de aviación sintético en los F-35 de las Fuerzas Armadas de EE. UU. y aliados

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En un esfuerzo por diversificar las fuentes de energía y mejorar la preparación operativa, Lockheed Martin ha aprobado el uso de combustibles sintéticos para turbina de avión (SATF, por sus siglas en inglés) en los cazas F-35 Lightning II, hoy presentes en las flotas de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos y del mundo. Este avance no solo busca reducir la dependencia de las cadenas de suministro extendidas, sino que también garantizar la operatividad del avión de combate más avanzado del mundo para misiones críticas.

Para garantizar que los combustibles cumplan con los altos estándares requeridos por las complejas misiones del F-35, Lockheed Martin llevó a cabo un análisis técnico y estratégico integral, priorizando el rendimiento y la fiabilidad. Entendiendo esto, el combustible sintético trajo consigo varias novedades. La aprobación permite que los F-35 operen con mezclas de combustibles sintéticos y convencionales, con un límite de hasta un 50% de SATF según las materias primas y el método de producción.

Los combustibles sintéticos de turbina se producen a partir de diversas fuentes, incluyendo materiales fósiles como carbón y gas natural, así como alternativas renovables o sostenibles como aceites residuales y residuos agrícolas. Estas opciones permiten una mayor versatilidad para cumplir con las demandas de una fuerza aérea moderna.

Chauncey McIntosh, vicepresidente y gerente general del programa F-35 en Lockheed Martin explica que esta decisión de incorporar una nueva combustible ayudará a diversificar la cadena de suministro mientras se mantiene la “excelencia operativa”, y garantizando que las aeronaves estén siempre “listas para cualquier misión”. Además, el uso de SATF no solo responde a las necesidades de diversificación energética del Departamento de Defensa de Estados Unidos, sino que también mejora la resiliencia y flexibilidad operativa.

El anuncio coincide con una reciente demostración por parte de Noruega del primer uso de SATF en sus F-35 , en donde la carga de combustible incluía una mezcla 60/40 de combustible para aviones estándar y lo que el Ministerio de Defensa noruego describió como “biocombustibles”. Esto responde a la intención que el país escandinavo está buscando para reducir la huella de carbono de sus fuerzas, contribuyendo a los objetivos climáticos y mejorando la preparación de las aeronaves. Actualmente, el país cuenta con alrededor de 40 de los 52 F-35 que planea desplegar para fines de la década de 2020.

Con la aprobación, el modelo se suma a otros en el arsenal militar estadounidense, incluidos el C-17A Globemaster III, el F/A-18E/F Super Hornet (y el EA-18G ), el P-8A Poseidon y otros, los cuales ya tienen cierta experiencia en el uso de combustibles sintéticos. Esto se debe a que hace varios años se creó una iniciativa para desarrollar un combustible sintético que luego apoyado con mayor ímpetu en 2022 con un Plan de Acción Climática que estableció que el 10 por ciento del combustible de aviación se garantice en dos ubicaciones operativas de la Fuerza Aérea para que sea sostenible y cueste lo mismo o menos que el combustible tradicional.

Teniendo en cuenta esto, con esta iniciativa aplicada en el F-35 Lightning II no solo consolida su posición como el caza de quinta generación más avanzado, siendo Estados Unidos el mayor operador del sistema, sino que también refuerza su papel en la transición hacia fuentes de energía más responsables y diversificadas dentro del ámbito militar a un menor costo.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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