La estrategia de Estados Unidos sobre China en una nueva era Trump

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La política económica de Estados Unidos hacia China podría experimentar un giro clave con el regreso al poder de Donald Trump. Durante su primer mandato, Trump centró su estrategia en el uso de aranceles para reducir la dependencia económica de China. Ahora, con la experiencia acumulada por su sucesor Joe Biden, el camino está trazado para una política económica más ambiciosa que no solo reequilibre las relaciones comerciales, sino que también fortalezca la seguridad económica y nacional.

En este sentido, expertos afirman que el núcleo de esta estrategia radica en diversificar las cadenas de suministro críticas, un área donde la administración Biden logró avances. Iniciativas como la Ley CHIPS y la Ley de Reducción de la Inflación han movilizado miles de millones de dólares para atraer inversiones en semiconductores, energías renovables y vehículos eléctricos. Estos esfuerzos buscan reducir la dependencia de China en sectores estratégicos, con un enfoque en la fabricación local y la resiliencia económica.

Sin embargo, China continúa siendo un actor dominante en la producción de minerales críticos como el grafito, esencial para baterías de vehículos eléctricos. La estrategia de Pekín buscó utilizar su control sobre estos recursos para ejercer presión económica. En respuesta, Estados Unidos lideró iniciativas como la Asociación para la Seguridad de los Minerales, que reúne a 14 países y la Unión Europea para diversificar el suministro global. Este esfuerzo ya está dando resultados, como el acuerdo entre empresas en Bélgica, la República Democrática del Congo y Australia para nuevos proyectos mineros.

FILE PHOTO: U.S. President Donald Trump meets with China’s President Xi Jinping at the start of their bilateral meeting at the G20 leaders summit in Osaka, Japan, June 29, 2019. REUTERS/Kevin Lamarque/File Photo

Lo cierto es que la administración Trump ya había comenzado a sentar las bases para esta transformación económica. En 2020, inició negociaciones con empresas de semiconductores para relocalizar la producción en Estados Unidos. Ahora, con el respaldo de las políticas de Biden, un segundo mandato de Trump podría consolidar estos avances y acelerar la desvinculación económica de China, fortaleciendo tanto la economía estadounidense como la seguridad nacional.

Para que esta estrategia tenga éxito, explican expertos de Foreign Affairs, será crucial una mayor colaboración con aliados internacionales. Países como Japón, Corea del Sur y la Unión Europea adoptaron medidas similares para diversificar sus cadenas de suministro, lo que representa una oportunidad para fortalecer alianzas económicas y contrarrestar la influencia china. Según el Asia Power Index, Estados Unidos sigue liderando en resiliencia económica, pero aún tiene camino por recorrer para ejercer una influencia económica global equivalente a su peso estratégico.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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