El presidente electo Donald Trump ha planteado un conflicto con Canadá, aunque no se trata de un enfrentamiento militar convencional, sino de una guerra comercial que podría derivarse de su propuesta de aplicar un arancel del 25% a los productos canadienses desde el “día 1”. No obstante, las recientes tensiones entre el presidente electo y el gobierno canadiense ha llevado a pensar a muchos que un conflicto real sería plausible en el futuro. Entonces, ¿podría Trump realmente invadir Canadá?
Como afectaría la incorporación de Canadá al sistema político estadounidense
Trump ha demostrado una fijación con Canadá, recurriendo frecuentemente a las redes sociales para referirse a ese país como el “estado 51” y al primer ministro Justin Trudeau como su “gobernador”. Además, ha sugerido que la anexión de Canadá a los Estados Unidos sería lo mejor para ambas partes, aunque dicho planteo no sería fácil de concretar.
La primera oposición surgiría desde Estados Unidos. Los estados actuales del país serían los principales detractores de esa idea. Según reportó recientemente The Interpreter, “los 50 estados actuales considerarían a Canadá, si se mantuviera como un solo estado, una enorme amenaza para su propio peso dentro de la república. Canadá sería el estado más grande en términos de población y la segunda economía más grande. Su influencia sería enorme y reconfiguraría fundamentalmente el equilibrio de poder dentro del país”.
Otra opción sería que “cada una de las diez provincias de Canadá se uniera a la unión como estados separados. Sin embargo, adaptar los poderes de estas provincias a la estructura federal estadounidense implicaría una ardua negociación, considerando que Canadá ha evolucionado hacia un modelo de descentralización del poder”.
En este escenario, la incorporación de Canadá añadiría 20 nuevos senadores provenientes de un país con políticas de atención médica universal, regulación de armas y licencias familiares remuneradas. La mayoría de ellos, incluso algunos “conservadores”, podrían inclinarse a apoyar al Partido Demócrata.
Los intentos de EE.UU. por conquistar Canadá en el pasado
Aunque Trump ha sugerido que los canadienses estarían mejor bajo la ciudadanía estadounidense, no ha presentado argumentos sólidos al respecto. En caso de que su estrategia persuasiva falle, algunos especulan con una alternativa más radical: una invasión. Algunos partidarios de Trump han insinuado esta idea.
El presentador de Fox News, Jesse Watters, comentó en tono aparentemente jocoso: “El hecho de que no quieran que los tomemos me hace querer invadir. Quiero saciar mi sed imperialista”.
Si bien sus palabras podrían haber sido una broma, la historia muestra que Estados Unidos ya ha intentado invadir Canadá en el pasado. La primera incursión ocurrió antes de su independencia de Gran Bretaña, en junio de 1775, con el objetivo de arrebatar Quebec al dominio británico y persuadir a los francófonos locales para que se unieran a la Revolución. Aunque la campaña, que se extendió hasta octubre de 1776, terminó en desastre para el Ejército Continental, el Congreso estadounidense continuó considerando la posibilidad de conquistar las colonias canadienses.
Un segundo intento se produjo durante la Guerra de 1812. Mientras algunos estadounidenses buscaban expandir el territorio nacional, otros veían en Canadá una moneda de cambio para negociar con los británicos. Inicialmente, lograron victorias significativas, incluyendo la captura de York, la capital del Alto Canadá. Sin embargo, la resistencia británica, apoyada por aliados nativos, revirtió la situación. Este fue el último intento directo de invasión, aunque la idea persistió en ciertos sectores.
¿Cómo se vería una invasión estadounidense a Canadá en 2025?
¿Podría un escenario similar desarrollarse en 2025? Si Estados Unidos decidiera invadir Canadá, contaría con claras ventajas militares. La falta de barreras naturales a lo largo de la frontera y su superioridad en términos de aviones, tanques y personal militar serían factores determinantes.
Una estrategia similar a la invasión alemana de los Países Bajos en 1940 podría forzar una rendición rápida mediante la amenaza de bombardeos a gran escala. Además, la Marina estadounidense bloquearía fácilmente los puertos canadienses, mientras que su fuerza aérea dominaría el espacio aéreo.
Sin embargo, aunque la ocupación inicial sería rápida, las dificultades comenzarían después. La mayoría de las ciudades importantes de Canadá, con excepción de Calgary, Charlottetown, Edmonton, Halifax y St. Johns, están ubicadas a menos de 130 kilómetros de la frontera, lo que facilitaría su captura. Pero el extenso territorio canadiense y su población dispersa dificultarían una ocupación sostenida.
Trump se enfrentaría a múltiples grupos guerrilleros canadienses
Las fuerzas militares canadienses, que suman apenas unos 100.000 efectivos entre servicio activo y reserva, probablemente optarían por una guerra de guerrillas, retirándose a áreas remotas para reorganizarse.
En este contexto, una invasión no se parecería a los conflictos tradicionales con líneas de trincheras y asedios prolongados, sino a campañas insurgentes similares a las enfrentadas por Estados Unidos en Afganistán e Irak, aunque esta vez contra una población culturalmente más similar.
Incluso si lograra ocupar Canadá con facilidad, Estados Unidos enfrentaría enormes desafíos a largo plazo. La resistencia canadiense, combinada con el resentimiento de la población local, convertiría cualquier victoria inicial en una carga. El mantenimiento del control requeriría generaciones, y los beneficios obtenidos serían escasos. En este escenario, cualquier intento de anexión o invasión sería una victoria pírrica, dejando a Estados Unidos en una posición vulnerable tanto económica como políticamente.
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