El creciente número de solicitudes comerciales para espectro radioeléctrico ha establecido a las ondas electromagnéticas de la Luna como el nuevo campo comercial espacial.
Desde 2021, tanto empresas privadas como entidades gubernamentales han comenzado a presentar peticiones comerciales ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) sobre el espectro radioeléctrico en el satélite natural, con el objetivo de aprovechar una economía lunar emergente.
¿Qué es el espectro radioeléctrico lunar y cómo funciona?
El espectro radioeléctrico hace referencia a la gama de frecuencias de ondas electromagnéticas que se pueden utilizar para la transmisión de señales entre la Luna y la Tierra, o incluso para comunicaciones dentro del espacio lunar.
En la Tierra, las ondas electromagnéticas se emplean en una amplia gama de aplicaciones: las ondas de radio de baja frecuencia son ideales para comunicaciones de largo alcance, como la radio AM y las comunicaciones marítimas; las microondas se utilizan para transmitir datos en sistemas satelitales y telecomunicaciones de alta velocidad; y las ondas de alta frecuencia se utilizan en radares y comunicaciones de emergencia.
Sin embargo, la atmósfera terrestre es considerablemente densa e impone restricciones sobre la propagación de estas señales.
En cambio, la Luna, al carecer de una atmósfera densa como la de nuestro planeta, permite una propagación más eficiente de las ondas en un rango más amplio de frecuencias.
El espectro lunar se extiende desde frecuencias extremadamente bajas (como las utilizadas por la radio AM) hasta frecuencias extremadamente altas (como las microondas). Estos dos casos son los más relevantes en términos de comunicación con satélites, naves espaciales y posibles colonias en la Luna.
Esquema básico de funcionamiento
Las estaciones de comunicación en la superficie lunar o satélites orbitando el satélite natural actúan como transmisores, emitiendo señales hacia la Tierra.
Por otro lado, en nuestro planeta las estaciones terrestres actúan como receptores, captando las señales, que luego se procesan para su interpretación y uso. La información transmitida puede ser desde datos científicos hasta imágenes o comunicaciones en general.
Dentro de la Luna, las bases y los equipos pueden comunicarse de forma local utilizando frecuencias específicas que no interfieran con las señales de la Tierra.
El auge del interés comercial
La creciente competencia por la explotación de las ondas electromagnéticas de la Luna está impulsada por una nueva carrera espacial. Desde la década de 2000, programas como Artemisa (NASA) y Chang’e (China), junto con iniciativas de empresas privadas, han marcado un renovado interés en el satélite natural.
Este año se esperan varios intentos comerciales de aterrizaje lunar. Intuitive Machines, Firefly Aerospace y Astrobotic, de Estados Unidos, enviarán módulos de aterrizaje como parte de la iniciativa de Servicios de Carga Lunar Comercial (CLPS) de la NASA, donde la agencia espacial estadounidense utiliza empresas privadas para entregar experimentos científicos y otros a la Luna.
Japón, a través de ispace, también intentará un aterrizaje lunar tras el fracaso de su misión en 2023.
Las aplicaciones del espectro lunar incluyen su uso para comunicaciones en misiones espaciales, para la transmisión de información y datos científicos a la Tierra, y para la gestión remota de recursos lunares, que facilitarían la supervisión de futuras actividades mineras y de extracción de agua y helio-3.
Además, en el caso de potenciales colonias lunares, se podrían utilizar satélites de comunicaciones e internet lunar.
Licencias y regulación
El espectro radioeléctrico de la Luna, al igual que en la Tierra, está regulado por normativas internacionales y agencias como la UIT. Estas entidades establecen normas para la asignación y uso de las frecuencias a nivel global. De esta forma, se asegura que los diferentes servicios puedan operar sin interferencia.
La oleada de solicitudes de presentadas ante la UIT para la explotación comercial de las ondas de la Luna comenzó en 2021. En 2024, se superaron las 50 peticiones.
Algunas de estas solicitudes fueron para sistemas satelitales en uso o que ya habían cumplido su propósito, como los utilizados en las misiones lunares Chang’e. Sin embargo, las más recientes corresponden a nuevas misiones ya planificadas.
Un caso interesante es el de Intuitive Machines, que presentó solicitudes para espectro lunar los últimos años. Tim Crain, cofundador y director de tecnología de la empresa, comentó: “El valor del espacio está en lo que traes de vuelta, y a corto plazo, lo que traemos de la Luna son datos”.
En septiembre de 2024, Intuitive ganó un contrato de US$ 4.800 millones de la NASA para desarrollar una constelación de satélites que facilite la transmisión de datos entre la Luna y la Tierra.
Mercado espacial: El sector privado vs. El sector público
Aunque la mayoría de las solicitudes provienen de agencias gubernamentales, el sector privado está ganando protagonismo: El año pasado, representó cuatro de las siete solicitudes presentadas.
Según Analysys Mason, de las 450 misiones lunares previstas hasta 2033, aproximadamente la mitad serán realizadas por empresas privadas. Sin embargo, el 75% de ellas provienen de contratos gubernamentales.
A nivel mundial, Estados Unidos y China tienen la mayor proporción de solicitudes de espectro lunar presentadas a la UIT.
Mientras que la mayoría de las solicitudes de China, India y Rusia provienen de agencias gubernamentales o empresas estatales, todas las solicitudes del Reino Unido fueron presentadas por empresas comerciales. En Estados Unidos, existe una mezcla, aunque una gran cantidad de solicitudes todavía provienen de la NASA.
El futuro de la economía espacial
El espectro radioeléctrico lunar se ha convertido en un recurso estratégico para la próxima etapa de la exploración espacial. Su explotación no solo facilitará las comunicaciones en misiones futuras, sino que también abre la puerta a nuevas oportunidades comerciales.
A medida que avanzan las tecnologías y se intensifica la carrera lunar, la colaboración entre sectores público y privado será clave para establecer una infraestructura sostenible en la Luna, marcando un hito en la economía del espacio.
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