Fin del suministro de gas ruso por Ucrania: impacto en Europa y transición energética

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Ucrania ha interrumpido el suministro de gas ruso hacia Europa, marcando un punto de inflexión en las dinámicas energéticas del continente. La decisión, anunciada oficialmente tras la expiración del acuerdo de tránsito firmado antes de la guerra, representa un giro histórico en las relaciones entre Ucrania y Rusia, y subraya la creciente desconexión de Europa respecto a los hidrocarburos rusos.

El acuerdo, que permitía el tránsito de gas natural ruso a través de territorio ucraniano, había sido firmado en 2019 por un período de cinco años. Durante este tiempo, incluso tras la invasión rusa en 2022, el gas continuó fluyendo hacia Europa mediante una red de gasoductos construida en la era soviética. Sin embargo, el ministro de Energía ucraniano, Herman Halushchenko, justificó la decisión como una medida en pos de la seguridad nacional.

“Es un hecho histórico”, expresó Halushchenko a través de Telegram. Según el funcionario, Rusia no solo pierde un mercado clave, sino que también enfrenta consecuencias económicas significativas. Este paso coincide con la política europea de reducir gradualmente su dependencia del gas ruso, la cual proyecta eliminar estas importaciones para 2027.

Impacto en Europa y la transición energética

Antes de la guerra, Rusia abastecía cerca del 40% del gas natural que consumía la Unión Europea. Los principales flujos llegaban a través de cuatro rutas: los gasoductos del Báltico, Bielorrusia-Polonia, Ucrania y el Mar Negro. Sin embargo, la guerra cambió drásticamente este panorama. La destrucción de gasoductos, sanciones y exigencias de pagos en rublos redujeron significativamente la cuota rusa en el mercado energético europeo, cayendo a solo el 8% en 2023.

La interrupción del suministro a través de Ucrania deja a Austria, Eslovaquia y Moldavia en una situación compleja. Austria y Eslovaquia, históricamente dependientes del gas ruso, han intensificado esfuerzos para diversificar sus fuentes, incluyendo acuerdos con Azerbaiyán y Estados Unidos. Moldavia, en cambio, enfrenta una crisis humanitaria inminente, especialmente en la región separatista de Transnistria, altamente dependiente de los suministros rusos.

Un golpe al Kremlin y el contexto político

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, señaló que esta decisión priva a Rusia de “uno de los mercados más accesibles y rentables”. La medida también responde a un contexto de rechazo hacia las políticas de chantaje energético que Moscú ha ejercido históricamente sobre Europa del Este. No obstante, la decisión de Ucrania ha generado tensiones internas en la Unión Europea. Por ejemplo, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, advirtió sobre posibles repercusiones negativas para el bloque.

En el ámbito internacional, el gasoducto TurkStream, que conecta Rusia con Turquía y Serbia, sigue operando, lo que permite al Kremlin mantener ciertos ingresos y acceso a mercados no pertenecientes a la UE. Paralelamente, Europa ha intensificado la integración de sus redes energéticas con Ucrania, en un esfuerzo conjunto por fortalecer su independencia energética.

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Equipo de redacción de El Estratégico

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